Winston H. Elphick D.
Director Ejecutivo Otic-Alianza
MITOS, CREENCIAS Y ACCIONES.
Los mitos se vinculan con nuestras “creencias”, que son los elementos que efectivamente movilizan las voluntades de las personas y de los grupos. Por lo general están ocultas, silenciosas, pero influyen en las relaciones cotidianas.
En muchos profesores existe la creencia que un niño de un sector pobre, marginal tiene una baja posibilidad de alcanzar buenos logros académicos. Si “creemos” esto, actuaremos de acuerdo a ello: no “creeremos” que es posible lograr un éxito escolar para la mayoría; no nos exigiremos a nosotros mismos para generar estrategias novedosas de aprendizaje; insistiremos que este alumno “tiene techo”; justificaremos que sus logros son mediocres, dado de donde viene, sus niveles sicosociales, etc. Será expresión de nuestra propia profecía autocumplida.
Las creencias no siempre pueden ser analizadas o discutidas ya que no siempre se dicen o se articulan conceptualmente. No están escritas, pero están aplicadas en nuestro trabajo cotidiano.
La creencias se contraponen con las ideas, con los conceptos, con lo que sabemos. Las ideas están perfectamente estructuradas, con un soporte teórico que es difícil de contradecir, salvo que las confrontemos con otra teoría que igualmente está bien estructurada y construida.
Los mitos y las creencias se vinculan, en cuanto una creencia se hace raíz en nosotros, pasa a ser una verdad indiscutida, un camino que me da confianza… allí surge el mito.
¿Cuántos no creen aún que el Profesor tiene siempre la razón (o al menos casi siempre)?
¿Cuántos no “creen” que si damos más horas de clases, el sistema de aprendizaje mejora?
¿Cuántos no “creen” que el silencio y el orden de una clase es signo de un buen manejo del profesor?
¿Cuántos no “creen” que con sus años de experiencia ya tienen todo ganado y todo sabido?
Todas estas son creencias, que con el tiempo las hemos transformado en mito. Veamos algunas de ellas.
MITOS RECURRENTES EN EDUCACIÓN.
MITO DE LA EXTENSION.
“A mayor tiempo de clases, mejor aprendizaje”.
Una de las metas de las reformas de nuestros países es incrementar las horas de clases, a efecto de poder asegurar que el alumno reciba la educación que necesita.
A partir de esto algunos se preguntan, ¿para qué? ¿para más de lo mismo?
Ciertamente que más horas de clases no bastan, se requiere que exista un conjunto de condiciones para el mejoramiento de la calidad. La extensión de la jornada es uno de ellos... pero ¿para qué sin ofrecer variedad unida a la calidad de la oferta?
Si damos más horas de clases debemos dar más calidad a nuestras clases, motivar mejor al alumno, trabajar con más participación del alumno y sus padres, convencernos de que podemos transformar nuestra escuela.
Tarea para la casa:
¿Intento innovar en mis actividades de profesor?
¿Persigo entregar “más” horas y contenidos, descuidando la interacción entre alumno y profesor?
MITO DE LA EXPLOTACION.
“El Profesor es un Apóstol de la educación, por tanto debe sacrificarse por su apostolado”.
Sin desvalorizar al rol de los Apóstoles, y muy lejos de ridiculizar su figura en la formación de nuestro pueblo, estimo que vincular el trabajo docente con un “apostolado” puede servir para sobre exigir al Profesor.
Por lo general se liga apostolado, con renuncia, con trabajo sin mirar el reloj, con sacrificio… desde esa mirada el docente es un apóstol, que se juega por su causa.
Pero también es necesario decir que esto mismo se ha convertido en un mito que ha socavado la integridad del docente, justificando a veces las precarias condiciones que la sociedad le ha brindado respecto de su sueldo y estatus social.
El Docente es un “Profesional de la Educación” que requiere un trato digno, y que a la vez debe entregar un digno servicio…profesional.
Tarea para la casa:
¿Me esfuerzo por ser un “profesional” de la educación, siendo efectivo en su trabajo?
¿Cuido mi tarea de educador, haciéndola intachable a la vez que productiva y eficiente?
¿Rescato para mí el lado positivo del apostolado que tiene mi trabajo de educador?
MITO DEL ORDEN.
“Si el curso está ordenado, es signo de que está un buen profesor trabajando en él”
En algunas partes se dice que “no vuela una mosca”., cuando el trabajo de la sala está en silencio y orden… para algunos ese es el curso ideal. Sin embargo existe un “desorden controlado”, una “bulla de trabajo”, aparentes desórdenes que de alguna forma son la consecuencia del inicio de actividades más cooperativas, de integración, de equipo... en la medida que los alumnos toman práctica en ellas, el sistema es menos “caótico”.
Tarea para la casa:
¿Tiendo a hacer de mi clase un lugar donde “no vuele una mosca”?
¿Intento realizar actividades en mi curso, que tengan riesgos de ser “caóticas”, pero realmente educativas?
¿Qué “locura” educativa recuerdo haber realizado este año en mi trabajo de profesor?
¿Me hace falta integrar algo de nuevo, de “locura” en mi actividad de profesor?
MITO DE LA CALIDAD.
“Y a este niño ¿Qué le ENSEÑAN EN LA ESCUELA?”
Esta es la típica pregunta que hacen algunos Padres a sus hijos, cuando expresan una conducta negativa... olvidaron la pregunta ¿A este niño qué le estamos enseñando en la casa?
Por causa de este mito la escuela debe responder por todas las falencias de la sociedad: formación ética, sexualidad, violencia, embarazos adolescentes, separaciones matrimoniales, analfabetismo de padres, problemas sicológicos del alumno, etc.
Tarea para la casa:
¿Qué hacemos por integrar a la Familia en la formación de sus hijos?
¿Les hemos fortalecido en la idea de que los Padres son los primeros formadores de sus hijos?
MITO DE LA EXCELENCIA.
“El profesor tiene que estar actualizado, conocer otras culturas, viajar, leer las últimas publicaciones, asistir a perfeccionamiento permanente, dominar el computador”.
Ciertamente que la idea es buena, el docente debe estar en formación permanente… el problema son los recursos con que cuentan los docentes. Un sueldo bajo no puede cubrir tantas exigencias que demanda la excelencia profesional.
Tarea para la casa:
¿Qué hacemos en nuestra escuela para provocar el mutuo perfeccionamiento?
¿Hemos vivido la experiencia de comprar juntos un libro y repartir sus capítulos entre el grupo para que sean presentados y estudiados?
¿Intento, pese a los recursos estar actualizado en aspectos educativos?
¿Hace cuánto tiempo que no compro un libro de educación?
MITO DE LA IRREVERSABILIDAD.
“Yo tengo más de 20 de experiencia, he demostrado ser un buen profesor… no me pidan que cambie ahora mi estilo”
En ocasiones el peso de la tradición nos hace caer en la soberbia. ¡Siempre lo hemos hecho así! ¡Tengo 25 años de experiencia! … son frases que matan todo espíritu exploratorio.
Por ello en ocasiones pareciera que es más fácil “que pase un camello por el ojo de una aguja, a que el docente cambie su metodología y criterios”.
El efecto de irreversibilidad tiene dos padres: La Sociedad le entregó a la educación un rol más bien conservador : “TRASPASAR” a las nuevas generaciones el saber acumulado, este “traspasar” ha tenido una connotación pasiva, de no “contaminar” con sus visiones políticas o religiosas esta “herencia cultural” de la sociedad.
La otra paternidad es de abierta responsabilidad del docente: el temor al cambio, a experimentar nuevas opciones y posibilidades.
Tarea para la casa:
¿Estoy dispuesto a probar nuevas formas de pensar y hacer pedagogía?
¿Qué estoy haciendo por renovar mi estilo de trabajo?
¿Estoy dispuesto a aprender de gente nueva?
¿Qué acciones concretas estoy dispuesto a hacer para promover cambios en mi escuela?
MITO DE LA INGRATITUD.
“Me PUSIERON un tres; pero me SAQUÉ un siete”.
Nosotros también hemos dicho estas palabras (cuando éramos estudiantes, por cierto). Hoy son palabras repetidas por nuestros alumnos, que de alguna manera expresan esta separación entre lo que hace el alumno (sacarse buenas nota) y lo que genera el docente (“poner” malas notas al alumno).
Lo anterior lo podemos vincular con un tema más amplio: nuestra capacidad para manejar el conflicto y la frustración. Esto exige por parte del docente un grado de tolerancia ante la crítica de su trabajo, un grado de apertura ante las opiniones de terceros.
Tarea para la casa:
¿Cómo manejo la crítica de mis alumnos hacia mi trabajo?
¿Me deprimen situaciones en donde los padres y apoderados opinan mal de mi tarea?
¿Qué acciones he realizado para integrar la crítica de Alumnos, Padres y Apoderados a mi trabajo?
¿Estoy dispuesto a que los alumnos puedan opinar o evaluar mi trabajo docente?
(Publicado en Revista Docente, Paraguay, Septiembre año 2001)
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