miércoles, 23 de diciembre de 2020

Poemas en Puerto Varas

 

POEMAS EN PUERTO VARAS

2020

Para mi nieto Agustín


 

Aves del lago Llanquihue

Arbol y lago

gotas de aves

oran a su padre sol

ruegan por el adviento de la luz

reclinándose en la brisa.

 

Comulgan ramas y beben nubes

y aguas hacia la senda del cielo.

 

Ruegan a su espíritu infinito

que hoy es aire sagrado.

 

 


 Bautismo de la Tierra del Sur

Contemplo el don del agua iluminada

que bautiza con sus dedos de luz a la tierra nacida

y la nombra Madre en la pila bautismal

según rito de fe en el cuenco del lago.

 

Observo lento la luz que nada

se deja mover por el espacio del oleaje

pequeñas moléculas de universo

estrellas flotantes en este lado humano

de la cara del cielo, el redentor.

 

Miren niños estas pequeñas

gotas de luz brillan

emanaciones del Padre sol

flotan radiantes en el agua santa

sin apagarse para nosotros

siempre en el movimiento

curvo de las olas.


Peregrino en la orilla del lago Llanquihue

Mi muchedumbre de piedrecitas de colores

camina densa sobre mi tierra sumergida

sube por estas aguas diáfanas y lentas

que me regalan su luz de cielo y aire.

 

Es mi senda a mi tierra prometida

que sube por el pulso de las ondas de agua

la inmersión en la orilla de mi tierra sagrada

peregrino desde hoy hasta mi memoria.

 

Miro ese camino conmovido

admiro y escucho los latidos del agua

entro con mis ojos en la corriente mansa

acaricio con mi corazón la luz anclada en el fondo.

 

Mi quieta multitud ahora ora, espera y ayuna

religa con sus cánticos el cielo y la tierra

murmura con lengua dura sus gritos y plegarias

como sones enteros o aves cálidas en mi alma alada.


Madre de Los Lagos

Amados hijos ¿quieren mi vida?

Se las doy desde toda mi alma: aquí Yo Soy.

 

Hijos amados, esta es mi voz materna.

¿Oyen mis alas suaves de brisa liviana y de viento tibio?

 

¡Si me creen, escúchenme, se los ruego!

¡Entiendan mi idioma, es lo que les pido!

 

Soy el mundo que habitan, tierra es mi cuerpo sagrado.

¡Soy su madre, háblenme antes de entrar o de salir de mis sendas!

 

Caminen cuidadosos, inclínense, atiendan mis signos, oren, esperen.

Respeten silencios, sonidos, ciclos y tejidos en la tela de mi piel soleada.

 

Así entonces podrán respirar mi aliento perfumado,

bañarse en el agua de mis ríos como venas abiertas.

 

Se iluminarán henchidos en el hogar de mi corazón,

y caminarán seguros en mis surcos y en mis lagos y en mis mares.

 

Hijos, para ustedes crezco mis árboles y frutos floridos para acariciarlos,

soplo mi hálito en sus rostros, los beso, abrazo cálido, mi paz con ustedes.

 

Hijos, estoy aquí al comienzo y al final de sus vidas pequeñas.

Los acompaño tierna y los llevo tomados de mis manos.

 

Que no se suelten, que no se caigan, que vamos juntos.

Este es el camino correcto, esta es la verdad, esa es la mentira.

 

Hijos, entonces, pídanme y se los daré,

así de ese modo amoroso búsquenme y me hallarán.

 

Olvídense de las máscaras del miedo, llámenme y les abriré,

y no teman a nada porque todo cuanto necesiten se los concederé.

 


Las curvas del oleaje mojan los pies del Osorno.

Oiga, peregrino, escuche, enfoque su mirada

parece que el agua del lago Llanquihue

quiere jugar con usted, atento, es solo un instante

para decirle algo de su misterio o traspasar su secreto.

 

Observe bien, solo con sus ojos, el agua de la orilla

porque muestra la luz del sol en su espalda transparente

se tiende sin pudor y se ven sus gotas de universo sumergido

también se acerca y se aleja de usted, como tentando su suerte.

 

Mire, se cambia de lugar y ondula de este a oeste

su musitado idioma de oleaje solo a usted le habla

quiere tocar sus pies y sus manos, quiere entregarle sus curvas

viene y se va, corre despacio, fluye rápido, evapora su contorno.

 

¿Tal vez usted no alcanza a capturar su constancia?

Usted mire atento, puede experimentarlo en un segundo.

¿Quizás el sentido de su vida: eterno movimiento?

Solo si espera y ofrece su mirada y sus oídos con calma.

 

 


Juegos de nubes sobre el lago Llanquihue

Entonces también miremos hacia arriba

juguemos con las nubes y el viento.

 

¿Qué vemos, imaginamos o esperamos?

Premio para el que observa el cielo.

 

Esa nube podría ser un pez, la otra un ángel

esa un perrito, aquellas dragones, cuncunas, manos.

 

Y oleaje y bandada

o tal vez la casa del Padre.

 

Descubramos el aire invisible

que pudoroso se deja ver cuando habla o silba.

 

O grita con toda su boca

o cuando deja pasar a su universo celeste

una gaviota blanca.

 

Busquemos figuras o dibujos en las nubes

tal vez encontremos muchas habitaciones

solo para que la libertad sea buena.

 

 


 Sacramento del agua del lago Llanquihue

A veces cuando caminas por la orilla

puedes encontrar un lugar de pesca

pero prefieres dejar en paz tus redes.

 

Y optas por acariciar la curva piel del agua

o atender sus movimientos ondulantes

o sus colores anunciando su alma hundida.

 

Te dices que te gustan esas luces reflejadas

entonces adoras o quizás reverencias su magia

humedeciendo tus manos cálidas y abiertas.

 

Crees que hay un rito sacramental

en su movimiento sinuoso y dulce

que su misterio transparente toca tu sino.

 

Tal vez decides dejar peces

para otros peregrinos sedientos

prefieres meditar el agua con tus ojos.

 

La bendices y la unges y la riegas

en el adviento de la tierra de tu mundo

miras que allí también esperamos.


Ves que el aire ansía su evaporación

que el fuego anhela su frío en la frente

tu alma muestra apetencia de bautismo.

 

 


Tour Imaginario en tren del Sur.

Damas y caballeros:

esta bella línea férrea

recostada sobre durmientes

Puerto Varas-Llanquihue.

 

Oxida sus curvas

espera con brazos abiertos

a los niños del sur y del norte

aunque se tiende y bosteza.

 

Bordea y mira de soslayo el lago

observa su itinerario mudo

anhelando el tren que la abandonó

engañándola con promesas ciegas

de estaciones alegres y floridas.

 

Aún espera en la contemplación de las aguas

y de los volcanes Osorno y Calbuco

en su viaje azul y verde

de besos, abrazos, despedidas

y recibimientos felices.

 

 


 Estación de Puerto Varas

En paz descansan

en un andén de tierra verde y santa

las promesas del tren al sur.

 

Pero no perdamos ni la fe ni la esperanza

están incluidas en su pasaje.

 

El maquinista dijo que regresaría

aunque nadie sabe ni el día ni la hora.

 

 


 Andenes de Puerto Varas

Señores turistas, esta es la estación

de ferrocarril abandonada.

 

Pueden observar:

antiguo andén

elegante fachada

carro de carga

boletería.

 

Tiempo libre para recorrer el recinto.

¿Tal vez recuerden Humberstone

o Santa Julia, en el norte?

 

El tren se ha ido

el jefe de estación ausente

sabe su destino.

 

Mientras tanto deterioro y silencio

visitantes perdidos

inútiles graffitis

aburridos rayados

cortadas de camino

parque en vano prometido.

 

Aquí solo viajan

las bellas nubes

arcoíris e ilusiones

la lluvia y el viento.

 


Leyenda de tres gigantes en el lago Llanquihue

Desde el camino

que bordea el lago

desde Llanquihue a Frutillar

y cuando brilla el señor sol

usted puede contemplar

solo si en silencio se esconde

detrás de árboles y arbustos.

 

Aparecen sin temor tres gigantes

recostados en la tarde o en la mañana

cubiertos con su capa blanca.

 

Aún simulan mutismo

saben que los miran

tendidos en la orilla.

 

Refrescan sus pies

disfrutan de la calma

y de la brisa del sur o del norte.

 

Usted si cree o quiere

puede observar atento

que ellos también esperan

¡no hagan ruido, silencio!

que a veces se enojan.

 


Cielo Sur de Puerto Varas

Tal vez si confiamos

y creemos podremos ver atentos tiernos

un cielo que cuida sus árboles, hojas y flores.

 

Azul o gris el cielo cumple

lo que promete

no habla en vano

ni murmura.

 

Si confiamos veremos que enseña y educa

cuando ama:

y la valentía

y la paciencia

se inspiran por añadidura.

 

Así con ese afecto podemos sentir

lo que la brisa dice o el viento reclama.

 

Quizás comprender el sonido del agua

o el elocuente silencio de la madre tierra.

 

Atardecer en el lago Llanquihue

Dijo un poeta

que no hay camino

que al andar se hace.

 

Aquí la senda

va por el agua

y por las nubes

que consagran

la tierra creada.

 

Oiga, vea atento,

imagine, crea,

siga en el sendero.

 

Observe, eso ayuda.

lo demás está en su alma

y en su mirada.

 

 

 

 

 

 

 


 Esperar viento Sur

Dicen las aves:

mejor esperar el viento o la brisa

que regresa de su viaje

al sur austral extremo.

 

Dice Sidhartha:

hay que saber

ayunar

esperar

orar.

 

Así es aquí el tiempo

enseñan las aves

si se mira bien

usted puede creer

así puede ver.

 


 Testimonio de Primavera en Ensenada

El que tenga oídos para oír, que oiga.

Y el que tenga ojos para ver, que vea.

 

Dice un apóstol: “ver y tocar para creer”.

 

Entonces atestiguamos que la tierra Madre

ofrece ramos floridos al amado su Cielo.

 

Es evidente.

No lo neguemos tres veces.

 

 


 

Tiempo Notro en Puerto Varas

 Rojo y verde

están en perfecta armonía.


Azul y blanco:

fondo creado

de ese modo

 

¿Puede creerlo?

¿Quiere flores señorita?

¿Quiere flores el señor?

Aquí en el sur están muy bonitas

para cualquier ocasión.

 

¿Qué nombre le agrada?

Notro, notru, trewmun, tremun

Ciruelillo o fosforito?

Solamente la brisa o su fe

le soplarán al oído el nombre correcto.

Si lo descubre podrá ver confiado

que esas flores encendidas

alumbran el cielo.

 

 


 

Escrito en la Brisa de Puerto Varas

 

Parece que hablo y escribo

porque aún tengo un pequeño espacio encendido

en la superficie de este mundo.

 

Es una ínfima luz y su destello.

Solo tengo reservado

un pequeño entorno de universo.

 

Mientras tanto en este tiempo de espera

alumbro mi tenue camino

con candiles amarillos y rojos, verdes y azules.

 

Nos mira sentado el anciano volcán Osorno

paciente deja que la brisa peine sus cabellos de nubes.

Ahora moja sus pies en su lago y cubre sus hombros

con su chamanto blanco y negro

ya deshilachado por el viento del tiempo.

 

 

 

 


 Escribo

 

Mis palabras son solo eso:  renglones que corren en hojas en blanco

como agua clara entre riberas irregulares, riachuelos sonoros

caudal a través de costados pedregosos u orillas sinuosas.

 

Mis palabras fluyen en un silencioso y ruidoso torrente de mi agua y de mi sangre

podrían evaporarse o quizás hundirse en el fondo fangoso de mi cuerpo

o de otros ojos o de otras manos como las que en este papel ofrezco.

 

Escribo porque mis letras son como pequeñas pisadas en la arena

dejan tenues huellas de mis pies y de mis lápices o de mis teclas

y se funden con el agua de mar o en el aire o quizás se sumergen en arterias.

 

Como un mensaje en una botella o como un volantín en el viento

son mis letras, palabras y frases, que suben y que bajan, aletean o brincan,

peregrinan y pueden caer junto al camino o entre espinos o en buena tierra.

 

Parece que escribo porque tengo un espacio encendido

en la superficie de este mundo, solo como una ínfima luz y su destello

en fin, amigos, escribo porque tengo reservado un pequeño espacio de universo.

 

Mis amigos, para recibirlos tengo palabras dispuestas sobre la mesa

algunas como ofrendas, otras como agua o vino o pan

les sugiero sentarse a la mesa o si prefieren mantenerse de pie.

 

Todos pueden pasar y recibir mis palabras, no hay mácula ni problema

quizás les guste mi ofrecimiento, apúrense, que alguien podría avinagrar mi verbo

ruego que se sientan libres si desean degustar esos pequeños cuerpos sagrados.

 

 


 Descanso rutero

A veces solo queremos descansar

en el camino.

 

Observar peregrinos.

Meditar o mirarnos.

 

Tal vez orar

en una escondida senda

dijo Fr. Luis.

en silencio

antes de continuar el vuelo.

 

En la ruta diáfana del aire

contenidos por los dones suaves

de la brisa.

 

Abrazados por nubes blancas

de dioses alados.

 

Ensayo entonces

valiente

nuevos vuelos

invento rutas

en la aventura de la creación.

 

 

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