martes, 26 de enero de 2010

Estudio sobre violencia escolar en Chile



VIOLENCIA ESCOLAR EN CHILE: SITUACIÓN ACTUAL Y DESAFÍOS FUNDACIÓN PAZ CIUDADANA: enero, 2005 SEMINARIO SOLUCIONES PARA LA VIOLENCIA ESCOLAR

¿QUÉ ES VIOLENCIA? Cualquier comportamiento de individuos que intentan, amenazan con causar o efectivamente causan daño físico o de otra naturaleza. (Fuente: BID, Notas técnicas sobre prevención de la violencia, 2000) Existen diferentes clases de violencia: 
• física (golpes, empujones, daños, robo, uso de armas, agresión sexual) • verbal (amenazas, acoso, sobrenombres,burlas, insultos) • social (rumores, exclusión, discriminación) ¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA EN LAS ESCUELAS? • Vulneración de derechos a temprana edad. • Los niños victimizados disfrutan menos de ir a la escuela, tienen menos amigos, encuentran menos utilidad en lo aprendido. • Los comportamientos disruptivos en la sala de clases dificultan el aprendizaje de todos los alumnos. • Constituye un factor de riesgo para el desarrollo de conductas violentas y otros comportamientos de riesgo. • Afecta la formación ciudadana. Por lo tanto, junto a la prevención de la violencia enla familia, debe tener la más alta prioridad en la prevención infanto-juvenil. VICTIMIZACIÓN INFANTIL (7 a 10 años) Agresiones psicológicas 44% Daños 28% Agresiones físicas 21% Robos o hurtos 6% Un tercio de los niños es víctima de agresiones físicas o psicológicas cometidas por pares al menos una vez durante el año. ¿POR QUÉ PREVENIR LA VIOLENCIA EN LAS ESCUELAS? • Porque la calidad de la convivencia escolar influye directamente en los logros académicos y en el desarrollo integral de los estudiantes. • Porque la escuela es un ámbito de intervención privilegiado para la socialización y formación de valores prosociales, y para prevenir que los niños y jóvenes sean víctimas o autores de un amplio rango de conductas negativas, ahora y en el futuro.

lunes, 25 de enero de 2010

VIOLENCIA EN EL TRABAJO

Reflexiones de M. Santomé en "La Tregua": Mario Benedetti: "Yo creo que el trabajo es el que impide otra clase de confianza; el trabajo, esa especie de constante martilleo, o de morfina, o de gas tóxico. (...) Sí, el trabajo amordaza la confianza. Pero también existe la burla. La disponibilidad de interés hacia el prójimo hay que gastarla de algún modo; de lo contrario, se enquista y sobreviene la claustrofobia, la neurastenia, qué sé yo. Ya que no tenemos la suficiente valentía, la suficiente franqueza como para interesarnos amistosamente por el prójimo (no el prójimo nebuloso, bíblico, sin rostro, sino el prójimo con nombre y apellido), ya que renunciamos voluntariamente a la amistad, bueno pues entonces, vamos a interesarnos burlonamente por ese vecino que a través de ocho horas es siempre vulnerable."








Alfonso Riquelme: Mobbing, Un Tipo de Violencia en el Lugar de Trabajo
Ciencias Sociales Online, julio 2006, Vol. III, No. 2 (39 - 57).
Universidad de Viña del Mar-Chile


El Mobbing es un tipo de violencia laboral que es ejercida por personas sin distinción de género sobre hombres y mujeres en formas sistemática y por un tiempo prolongado con el objetivo de provocar un daño deliberado, donde sus consecuencias pueden ser
devastadoras para las víctimas dando origen a una serie de trastornos psicológicos.

Una encuesta realizada por la consultora Laborum (2), en Chile, durante el año 2004 sobre un universo de 5000 trabajadores, arrojó que más de dos tercios de los encuestados han
sido víctimas de mobbing. Según el estudio, el 34 % dijo estar sufriéndolo en su actual trabajo y el 33 % se sintió hostigado en su trabajo anterior.
El Mobbing o Acoso Psicológico laboral es uno más de los elementos de un fenómeno mayor: la violencia laboral. Este concepto va más allá de la simple agresión física e incluye
conductas que son susceptibles de violentar e intimidar a quien las sufre. Así la violencia en el lugar de trabajo incluiría las conductas físicas o verbales amenazantes, intimidatorias,
abusivas o acosantes.
Dados los evidentes signos externos que se manifiestan en la violencia física en el entorno laboral, ésta es más fácil de detectar, sin embargo, no ocurre lo mismo con la violencia psicológica la cual en muchas ocasiones puede negarse o deformarse. Por lo tanto, la violencia en el trabajo se manifiesta como un abuso de poder con el objetivo de doblegar la conducta de otro mediante la utilización de la fuerza física y / o psicológica.
La necesidad de adecuar las estructuras de las organizaciones para poder responder a las demandas y desafíos que genera un mundo cada vez más globalizado, tanto en el ámbito
publico como privado, supone que sus miembros estén sometidos a continuas y cada vez más complejas relaciones interpersonales. Este proceso de interacción no solo se lleva a cabo dentro del propio sistema organizacional sino también con individuos de otras organizaciones y los usuarios que utilizan los productos o servicios que ellas generan, y es en este contexto donde se planifican y ejecutan conductas de mobbing o acoso psicológico
de parte de uno o más de sus miembros contra otros individuos.
Los causantes de conductas de mobbing o acoso psicológico han sido considerados como intimidadores en serie, mediocres inoperantes activos, perversos narcisistas, acosador
psicopático y acosador paranoide. Para las víctimas, las consecuencias de ser provocadas por los acosadores pueden ser devastadoras no solo desde un punto de vista físico sino
también desde el psicológico dando origen a cuadros de estrés, trastornos de ansiedad, trastornos del sueño, depresión e incluso intentos de suicidio.
TIPOS DE VIOLENCIA
Debido a que la violencia laboral puede proceder de distintas fuentes, el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España, a través de la nota técnica de prevención
489 (INSHT. [NTP489], 1999) hace referencia a una de las clasificaciones más difundidas sobre tipos de violencia en el trabajo, la cual fue elaborada por la California División of
Ocupational Health and Safety (OSHA) y divide los episodios violentos en tres grupos considerando las personas implicadas y el tipo de interacción que se genera entre ellas.
a) Violencia Tipo I.
En este grupo se encuentran quienes llevan a cabo las acciones violentas y no tienen ninguna relación legítima de trato con la víctima, es decir no existe un trato comercial de
usuario entre el perpetrador y la víctima. Los casos más usuales corresponden a acciones con ánimo de robo y quienes están más propensos a sufrirla son los establecimientos comerciales, taxistas, bancos, personas comunes, etc.
b) Violencia Tipo II.
Se caracteriza porque existe algún tipo de relación profesional entre el causante del acto violento y la víctima. El primero puede ser quien recibe un servicio por el lugar afectado por el hecho violento o que ofrece la propia víctima (un cliente, un paciente, un consumidor, etc.). Los hechos violentos de este segundo tipo se producen mientras se ofrece el servicio (conductores de autobús, personal de hospitales o consultorios, profesores, vendedores o trabajadores del sector público o privado que ofrecen servicios profesionales, públicos o privados).
c) Violencia Tipo III.
En esta categoría el causante de la violencia tiene una tipo de vinculación laboral directa con algún trabajador o grupo de trabajadores de la organización. Además puede existir una
implicación más indirecta; el perpetrador elige cierto lugar porque tiene rencor, animadversión hacia aquel sitio ya sea porque el lugar tiene una carga representativa o simbólica. Sin embargo, el tipo más habitual es aquel donde el objetivo de la acción
violenta fijado por el agresor corresponda a un compañero de trabajo o a un superior suyo.
Las acciones realizadas pueden estar motivadas por dificultades percibidas en su relación con la probable víctima y lo que busca obtener puede ser revancha, un ajuste de cuentas o en algunos casos hacer justicia por sí mismo.
Es en esta categoría donde se llevan a cabo, de preferencia, conductas que se encuadran dentro del concepto de Mobbing o Acoso Psicológico.
¿QUE ES EL MOBBING?
La palabra “mob” (del latín “mobile vulgus”) ha se traduce como multitud, turba, muchedumbre y “to mob” (del inglés) como acosar, atropellar, atacar en masa a alguien.
El primero en estudiar el mobbing fue el etólogo austriaco Konrad Lorenz (Lorenz, 1966), quien al observar el comportamiento de determinadas especies animales constató que en
ciertas oportunidades, los individuos más débiles del grupo formaban una coalición para atacar a otro más fuerte.
Durante la década de los 80, el psicólogo Heinz Leyman ( Leyman, 1997) de la Universidad de Estocolmo, considerado la máxima autoridad mundial sobre el tema, lo define como “una situación en que una persona, o varias, ejercen una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente, durante un tiempo prolongado, sobre otra u otras personas en el lugar de trabajo con el fin de destruir sus redes de comunicación, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y conseguir su desmotivación laboral”.
En 1996, Leyman operacionaliza su definición: “El psicoterror o mobbing en la vida laboral conlleva una comunicación hostil y desprovista de ética que es administrada de forma sistemática por uno o unos pocos individuos, principalmente contra un único individuo, quien, a consecuencia de ello, es arrojado a una situación de soledad e indefensión prolongada, a base de acciones de hostigamiento frecuente y persistentes (al menos una vez por semana) y a lo largo de un prolongado periodo de tiempo (al menos durante seis meses). A causa de la alta frecuencia y la larga duración de estas conductas hostiles a que es sometido un individuo, el maltrato sufrido se traduce en un suplicio psicológico, psicosomático y social de proporciones”.
Esta definición deja fuera los conflictos temporales y se centra en el momento en que la situación psicológica que afecta al individuo se traduce en trastornos psiquiátricos. Aquí la distinción entre “conflicto” y “psicoterror” no esta centrada en qué se hace, o cómo se hace, sino más bien en la duración de lo que se hace.
Uno de los especialistas más reconocidos en el ámbito español y europeo es el psicólogo Iñaki Piñuel y Zabala, profesor titular de la Universidad Alcalá de Henares. Para el profesor Piñuel, el acoso laboral “consiste en el deliberado y continuo maltrato modal y
verbal que recibe un trabajador, hasta entonces válido, adecuado o incluso excelente en su desempeño, por parte de uno o varios compañeros de trabajo, que buscan con ello desestabilizarlo y minarlo emocionalmente con vistas a deteriorar y hacer disminuir su capacidad laboral o empleabilidad y poder eliminarlo así más fácilmente del lugar y del trabajo que ocupa en la organización” (Piñuel, 2001).
En este sentido el acoso laboral se presenta como un conjunto de conductas premeditadas las cuales se ejecutan de acuerdo a una estrategia preconcebida y extremadamente sutil con un objetivo claro y concreto: la anulación de la víctima.
Uno de los elementos más característicos del Mobbing o Acoso Psicológico en el trabajo es que no deja rastros visibles y las secuelas son las propias del deterioro psicológico que
presenta la víctima, las cuales fácilmente pueden atribuirse a problemas personales o de relación con sus compañeros de trabajo. Así él o los acosadores inician este proceso
motivados por distintas razones: celos profesionales, envidia donde esta última no se focaliza sobre los bienes materiales de la víctima, sino sobre sus cualidades personales
positivas, como su inteligencia, capacidad de trabajo, razonamiento, etc. También son objeto de ataques ciertos rasgos diferenciales respecto del grupo como son la procedencia
social, nivel cultural y / o profesional, o alguna característica física la cual es aprovechada por el o los acosadores para utilizarla en sus fines.
Otra característica se centra en el grado de complicidad por parte de los compañeros de la víctima, ya sea apoyando en forma tácita las conductas del o los agresores, guardando silencio para no ser nuevas víctimas de agresión o no poner en peligro su puesto de
trabajo si dan a conocer los sucesos acontecidos (Luna, 2003).
TIPOS DE MOBBING O ACOSO PSICOLÓGICO.
En las organizaciones, el Mobbing o Acoso Psicológico puede afectar indistintamente a cualquier nivel jerárquico de ella, y a hombres o mujeres. Este fenómeno se manifiesta en
tres formas:
1. Ascendente: donde una persona con rango jerárquico superior en la organización es agredida por uno o varios subordinados. Esto ocurre en forma general cuando se incorpora una persona desde el exterior y sus métodos no son aceptados por sus subordinados, o porque ese puesto es ansiado por alguno de ellos. Otra modalidad dentro de este tipo, es aquella en que un funcionario o trabajador es ascendido a un cargo donde debe dirigir y organizar a antiguos compañeros, los cuales no están de acuerdo con la elección.
2. Horizontal: en esta categoría, las conductas de acoso pueden ser ejecutadas por un individuo o por un grupo en contra de otro trabajador. En este último caso, se sabe que un grupo tiene una identidad y comportamientos que son propios, se rige por reglas y códigos los cuales no corresponden a la suma de los comportamientos individuales de sus miembros, bajo esta premisa un trabajador puede ser acosado por los restantes miembros
del grupo o al no pertenecer a él, el grupo lo toma como blanco de sus ataques.
3. Descendente: esta modalidad es la más habitual, donde la víctima se encuentra en una relación de inferioridad jerárquica o de hecho con respecto al agresor. Las conductas ejecutadas por la persona que ostenta el poder tienen por objetivo minar el ámbito
psicológico del trabajador, ya sea para mantener su posición jerárquica o como una estrategia de la organización para que el afectado se retire en forma voluntaria sin que ésta incurra en costos económicos compensatorios.
No tiene una serie de fases fijas que abarquen desde su aparición hasta su desenlace.
Esta condición está determinada por las singularidades propias de cada caso en particular tomando en cuenta las características de los agresores, las víctimas y el entorno organizacional donde se desata en conflicto. Sin embargo, y como fruto de sus
investigaciones el profesor Leyman ha establecido un grupo de cuatro fases (Luna, 2003).
FASE 1: DE CONFLICTO
En una organización integrada por personas que tienen intereses y objetivos distintos, y en algunos casos hasta contrapuestos, no debiera extrañar la existencia de conflictos, por ejemplo, no se debe confundir el acoso psicológico en el trabajo con los problemas que plantea trabajar a las órdenes de un jefe exigente en aspectos de productividad y calidad de los productos o servicios que genera la organización.
La existencia de problemas puntuales o roces entre un jefe y sus subordinados o entre compañeros de trabajo de un mismo nivel jerárquico que pueden solucionarse positivamente a través del diálogo, si no son resueltos pueden dar origen a un problema
más profundo, el que tiene posibilidades de estigmatizarse, y es en este caso cuando se ingresa a la fase siguiente.
FASE 2: DE MOBBING O DE ESTIGMATIZACION.
Es esta fase cuando él o los acosadores inician el proceso de hostigamiento hacia su víctima, utilizando en forma sistemática y por un tiempo prolongado un conjunto de conductas cuyo objetivo es ridiculizar y apartar socialmente a la víctima escogida. En este
momento se puede hablar de acoso psicológico propiamente tal. La víctima no puede dar crédito a lo que le acontece y en algunos casos puede negar la evidencia de lo sucedido ante la actitud pasiva y permisiva del resto de sus compañeros de trabajo, los cuales pueden colaborar en el proceso de acoso o desligarse de él. FASE 3: DE INTERVENCIÓN DESDE LA ORGANIZACIÓN.
En esta etapa, lo que en un principio era un problema conocido por los miembros del grupo al que pertenece la víctima, trasciende hacia niveles superiores. Por lo tanto, el conflicto puede evolucionar en dos caminos:
-Solución positiva: las autoridades del departamento de recursos humanos pueden realizar una investigación del problema y tomar las medidas apropiadas ya sea cambiando de puesto al trabajador o al acosador, amonestando verbalmente o por escrito a éste ultimo y manifestando que estas conductas son faltas graves y no serán toleradas a ningún miembro independientemente del nivel que ocupe en la estructura de la organización.
-Solución negativa: en este caso los caminos a seguir pueden ser, por una parte, negar la existencia del problema con lo cual la víctima queda en un estado de indefensión, y el acosador tiene vía libre para continuar con su tarea y por otra, reconocer la existencia del conflicto pero minimizar sus consecuencias donde la víctima queda nuevamente en un estado de indefensión ya que siente que el propósito de la organización es restarle
importancia a la existencia del acoso, no considerando la gravedad del problema y no sancionando adecuadamente estas conductas.
FASE 4: DE MARGINACION O EXCLUSIÓN DE LA VIDA LABORAL.
En el ámbito privado el trabajador decide cambiarse de trabajo y presenta la renuncia a su puesto como solución al conflicto que vive, ya que considera que la organización ha hecho
poco o nada por solucionar el problema. En la administración pública los trabajadores suelen solicitar un cambio de puesto de trabajo dentro de la repartición a la pertenecen o
en menor medida un traslado a otra ciudad ya que los costos involucrados para él son altos, considerando lo que afecta al entorno familiar.
CONDUCTAS DE MOBBING O ACOSO PSICOLÓGICO
Es muy importante el saber discriminar las conductas utilizadas por él o los acosadores de los conflictos normales que se suceden entre los miembros dentro de una organización, en este sentido cobra relevancia el reiterar que el mobbing o acoso psicológico es un proceso deliberado y continuo el cual es difícil de determinar cuando se inicia y porqué. (Luna, 2003; INSHT. [NTP 476],1998).
Se pueden considerar conductas de mobbing o acoso psicológico:
a) Provocar el Aislamiento Social: restringiendo las vías de comunicación de la víctima de forma que el acosador evita el dirigirle la palabra y no permite que los compañeros de
trabajo se comuniquen con el acosado. Además se le restringe, y en algunos casos extremos se niega, el acceso a los medios de comunicación que ha utilizado con anterioridad: teléfono, fax, red interna (Intranet) o sistemas de radio comunicación. Todo
esto genera en la víctima una sensación de impotencia ya que al negarse el acosador a explicar su comportamiento, unido a la actitud que toman los compañeros de trabajo sea
que respaldan al acosador o por miedo o indiferencia no se oponen a él, la persona afectada no puede solucionar el problema por la vía del diálogo.
b) Cambios en el Trabajo: aquí las conductas pueden ser múltiples ya sea trasladándolo de lugar físico de trabajo, no asignarle nuevas tareas utilizando como pretexto su novedosa
falta de preparación o incapacidad para ejecutarlas o encomendarle tareas que por el nivel de complejidad y / o la cantidad no es posible de llevar a cabo en forma satisfactoria dentro de los plazos determinados. Este proceso va creando una sensación de inutilidad ya que la persona se comienza a cuestionar su capacidad profesional para cumplir con las tareas asignadas.
Otras conductas son el asignar tareas que se encuentran bajo sus capacidades, que no tengan sentido o que sean degradantes provocando frustración. Además no es poco frecuente que se propicie crear en la víctima la inducción al error, mediante procedimientos de manipular información, ya sea ocultándola o alterando los datos de forma que si la víctima opera con datos incorrectos el resultado será negativo.
c) Ataques a la Vida Privada y Características Personales: el propósito del o los acosadores es desacreditar en forma pública a la víctima a través de inventar o malinterpretar intencionalmente sucesos o acontecimientos que corresponden a la esfera privada de la persona como pueden ser la situación matrimonial o de pareja, historia familiar, problemas en la educación de los hijos, lugar donde reside y sus condiciones, etc.
También son objetos de ataques las características personales de la víctima por ejemplo, el tono de voz, contextura corporal, si padece de alguna discapacidad, su edad, su vestimenta, la condición social, el nivel educacional, la pertenencia a algún grupo étnico, sus creencias religiosas o políticas, etc.
d) Amenazas Verbales: son una de las conductas más utilizadas por él o los acosadores para acosar psicológicamente a su víctima y lo realizan a través de los gritos e insultos, sean para llamarle la atención por una falta cometida o simplemente para dirigirse a él, en este caso no se la suele llamar por su nombre sino que se emplea un apodo el cual hace referencia a alguna característica que se exalta en forma degradante.
LOS IMPLICADOS
Son múltiples los estudios realizados donde se han tratado de determinar los perfiles personales y profesionales, y las conductas de los participantes del acoso psicológico en el trabajo: el acosador y la víctima. Entre ambos existe una asimetría que es fácilmente diferenciable ya que por una parte, los acosadores realizan una serie de conductas de carácter agresivo, dominadoras y activas y, por otra, la víctima presenta conductas de tipo
inhibitorio o reactivo. (Luna, 2003; INSHT. [NTP 476],1998).
EL ACOSADOR.
Es interesante considerar que, de la misma forma como todas las personas pueden ser víctimas de Mobbing o Acoso Psicológico, también todos pueden ser acosadores potenciales. Este hecho se produciría en aquellas situaciones en las que, al no ser capaces de resolver ciertas dificultades que se producen durante la vida laboral, se usa el poder como elemento de defensa, y de esta forma imponerlo sobre la personas o grupo de ellas que provocan un miedo incontrolable. El miedo se relaciona con la autopercepción sobre la posibilidad de la pérdida del rol o estatus, o lo que la imagen que tienen los otros sobre él no sea la que se desea. En suma, está estrechamente relacionado con la concepción de éxito que existe en la sociedad actual. El que en un momento determinado no se haya actuado de la manera correcta, no significa a priori que las conductas ejecutadas encuadren dentro del perfil del acosador. (Piñuel, 2001)
Para un acosador, que la víctima sea profesionalmente más valida que él significa una competencia y esto genera un deseo intenso de eliminarla laboralmente, es decir, que deje de pertenecer a la organización. Sin embargo, no hay que perder de vista que la existencia de acosadores se encuentran en cualquier ámbito de la vida y presentan un perfil que suele ser concreto: posee fuertes rasgos de personalidad como el narcisismo, la impulsividad, mediocridad profesional, ineptitud e inseguridad, la imposibilidad para experimentar sentimientos de culpa y su funcionamiento se expresa por envidias y complejos de inferioridad fundamentalmente.
Field (Field, 1996) considera al acosador laboral como un “intimidador en serie” y ha realizado una descripción de sus rasgos de personalidad, entre los que se destacan:
a) Personalidad Jekyll y Hyde: donde el acosador se muestra violento y desagradable con la víctima, pero muy encantador con el resto de sus compañeros de trabajo.
b) Mentiroso: es compulsivo para mentir y de esta forma convencer a la gente mediante el empleo de engaños.
c) Controlador: presenta rasgos obsesivos con el control y con supervisar todas las actividades a su cargo, para de esta forma no ceder el poder y manipular a su antojo.
d) Crítico: no es dado a alabar el trabajo de los demás y en forma habitual critica todo aquello en cuanto se le pida su opinión o juicio los cuales suelen ser poco o nada de constructivas.
e) Actitudes inapropiadas: es prejuicioso sobre el género, nivel social o educacional, creencias religiosas o políticas de sus compañeros de trabajo.
f) Líder convencido: no cuestiona su capacidad de liderazgo, no obstante, no es capaz de distinguir la diferencia entre liderar que requiere de madurez, confianza, integridad, asertividad, capacidad de decisión, etc., e intimidar, conducta que frecuentemente lleva a cabo y que se basa en la inmadurez, la desconfianza, la agresividad, impulsividad, etc.
Gonzáles de Rivera (Gonzáles de Rivera, 1997) señala la existencia de individuos que presentan lo que denomina “trastorno de mediocridad”. El señala tres tipo de mediocridad:
simple, inoperante y por último una especialmente peligrosa denominada “mediocridad inoperante activa” (MIA) la que se caracteriza por la exacerbación de tendencias repetitivas
e imitativas, apropiación de signos externos de creatividad y el mérito, ansia de notoriedad que puede llegar hasta la impostura, y por sobre todo, una intensa envidia hacia la excelencia ajena, que procura destruir por todos los medios a su alcance.
Otro modelo propuesto es el del individuo inteligente, pero con una capacidad intelectual mediatizada por un alto nivel de “neuroticismo”, inestables emocionalmente, inseguros,
presenten una baja tolerancia a la frustración, manejo inadecuado de sus emociones y sentimientos, con tendencia a experimentar altos niveles de ansiedad y a tener reacciones explosivas. Si desempeña un puesto con un nivel alto de responsabilidad, éste desborda su capacidad resolutiva, en suma el puesto le “queda grande”. Sus reacciones serán desajustadas a la importancia del hecho, las magnifica, y si establece malas relaciones con
un trabajador determinado puede convertirlo en objeto de su agresividad.
Para explicar el comportamiento de los abusadores en el entorno laboral, algunos autores han postulado la idea que la raíz patológica de sus conductas tienen su origen en rasgos
narcisistas, psicopáticos y paranoides.
Acosador Perverso Narcisista
La perversidad implica como primera instancia una estrategia de utilización del otro, y luego su destrucción sin que al agresor sienta culpa por ello. La personalidad narcisista definida por el psiquiatra Otto Kernberg (Kernberg, 1979) se caracteriza por la existencia de rasgos de grandiosidad, una exagerada centralización en sí mismos, falta de interés y
empatía hacia los demás, y una constante búsqueda de aprobación y admiración. Los perversos narcisistas no poseen la capacidad para comprender las emociones de los otros y son incapaces de experimentar sentimientos de tristeza, duelo o reacciones depresivas.
Sienten una gran envidia hacia aquellos que poseen o disfrutan de algo que a ellos les falta o no tienen.
La envidia (sentimiento de codicia) se caracteriza por el egocentrismo y la mala intención.
El envidioso no soporta ver la felicidad del otro, sus ventajes materiales y morales. Son insensibles, no tienen afectos; de este modo no sufren. Para el narcisista los demás no existen, salvo en su condición de espejos de sí mismos. Su enorme vacío le obliga a buscar a los demás para poder reconocerse a sí mismos y busca un tipo de valoración que no siente en lo profundo de su ser. La sensación que posee el narcisista de ser único, importante, diferente hace que busque en los demás el reflejo (el espejo) de esta sobrevaloración, que es el reverso de un vacío personal que pretende compensar con esta actitud.
Debido a las características de su personalidad, él huye y evita en su trabajo posiciones subordinadas o inferiores (por las que se siente agraviado) y, en cambio, busca llegar a posiciones de poder utilizando todos los medios posibles para alcanzarlas. Desde su
puesto tiene la posibilidad de relacionarse con gente de su categoría y nivel; y usa la autoridad que su puesto le confiere para utilizar en su beneficio personal a las personas
que dependen de él.
El profesor Piñuel (Piñuel, 2001) plantea un patrón general del comportamiento del narcisista en su entorno laboral, el cual se caracteriza por:
a) Pensamientos o declaraciones de autovaloración: se considera el mejor trabajador de la empresa y por lo tanto, imprescindible.
b) Historias de grandes logros profesionales.
c) Falta de respeto a las normas y códigos éticos de la organización: sienten que están por encima de ellos y por lo tanto, no hay un respeto por la norma.
d) Se consideran a sí mismos imprescindibles y presentan un reclamo de atención para sí en forma constante.
e) Comportamiento parasitario: suelen disponer de personas que ejecuten las tareas que ellos sienten no están a su nivel.
f) Juzgan los comportamientos o las ideas expresadas por otros según sea en nivel jerárquico que tiene en la organización el emisor.
Acosador Psicopático
El Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Sociedad de Psiquiatría Americana DSM-IV (SPA, 1998) indica que los psicópatas (Trastorno Antisocial de la Personalidad) se caracterizan básicamente por su desprecio y violación de los
derechos de los demás. Cabe consignar que, las personas que poseen un trastorno antisocial de la personalidad no necesariamente poseen un comportamiento delictivo o
serían infractores de la ley.
La personalidad antisocial es carente de principios morales, solo valoran a los demás en la medida en que puedan serles de utilidad práctica, de modo que no tienen reparo alguno en atropellar los derechos ajenos cuando estos representan un obstáculo para el logro de sus propósitos. No poseen sentimientos de culpa y su falta se traduce en un amplio repertorio de justificaciones para sus actos, de modo de mostrarse ante sí mismo como un ser
incomprendido o víctima de los otros y de la sociedad en general, lo que le permite guiarse por sus propias reglas y no admitiendo nunca el menor remordimiento o vergüenza por sus
actos.
Impulsivos por naturaleza, no miden el peligro ni las consecuencias de sus acciones, incurriendo en forma repetida en conductas o actos de riesgo para sí mismos y los demás.
Son incapaces de tolerar las frustraciones y pueden ser violentos si lo que persiguen por medios pacíficos no logran alcanzarlo. Propensos al aburrimiento, buscan en forma continua obtener emociones intensas, y se consideran a sí mismos como personas de acción, son intrépidos y temerarios.
En sus relaciones interpersonales son individuos fríos y superficiales, ya que sólo se interesan por sí mismos, y suelen ver a los otros como objetos intercambiables, son incapaces de sentir afecto por otras personas, aunque tienen la capacidad de aparentar lo contrario, si estiman que es necesario. Son manipuladores, usando a los demás para alcanzar el logro de sus objetivos y no dudan en aprovecharse de las debilidades ajenas
que suelen descubrir rápidamente. Tienen la habilidad de mentir en forma convincente no despertando sospechas en los otros y lo realizan con frecuencia.
De acuerdo con el profesor Piñuel (Piñuel, 2001) los rasgos característicos que posee el psicópata organizacional son:
a) Capacidad superficial de encanto: suele narrar con enorme encanto y simpatía historias inventadas en la que siempre queda bien. Su capacidad de encanto es enorme y de esta forma, cuando es acusado de acoso las personas de su entorno encuentran increíble este comportamiento.
b) Estilo de vida parasitario: al igual que el narcisista, suele vivir personal y profesionalmente de los demás.
c) Ausencia de remordimientos o sentido de culpabilidad: no tiene la capacidad de sentir remordimientos o de sentirse responsable del daño que ésta causando a otros.
d) Mentira sistemática y compulsiva: su nivel de máxima competencia es el arte de mentir y de improvisar nuevas mentiras.
e) Manipulación: la que emplea el psicópata organizacional no es aleatoria, sino que tiene un objetivo meditado y deliberado que es llegar al poder en la empresa a costa de lo que sea necesario. Las tácticas que utiliza pueden variar desde la eliminación de posibles
competidores, interferencia y deformación de la comunicación, hasta silenciar a los posibles testigos en base a amenazas.
f) Ausencia de empatía: rasgo que también comparte con el narcisista.
Acosador Paranoide
Los acosadores suelen desconfiar de los otros ya que sin tener base suficiente, piensan que los demás se van a aprovechar de ellos o le van hacer daño y en este sentido no pueden evitar el interpretar todos los comportamientos de sus compañeros como
malintencionados, además de tener dudas no justificadas sobre la lealtad o la fidelidad de los amigos y compañeros de trabajo.
La personalidad paranoide del acosador hace que él reaccione de manera agresiva ante cualquier comentario que las personas calificarían como neutro ya que él vislumbra un significado oculto que es degradante o amenazador. Frente a esto, desarrolla una serie de barreras defensivas, entre las que se destacan su obsesión por controlar el comportamiento de sus subordinados, estar en un estado de alerta permanente y a la escucha de todo.
Los acosadores paranoides intentan ocultar sus defectos para no dar muestras de debilidad a los demás, a quienes en algunos casos percibe como sus enemigos. Por lo tanto, suele desarrollar los trabajos en forma solitaria en la medida que esto es posible.
Ante las críticas emitidas por algún compañero o miembro de mayor jerarquía, él las percibe como un ataque cuyo objetivo es causarle un daño severo y en algunos casos destruirlo en el trabajo, por eso esta predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar ya que para ellos la mejor defensa es el ataque (SPA, 1998). Field (Field, 1996) cita algunas técnicas de manipulación, perversión y distorsión de la
comunicación que el hostigador utiliza contra su víctima:
a) Control Dual: asignar una misma responsabilidad o tarea de forma repartida entre la víctima y otra persona. El objetivo es que se cree una competencia entre ambas para sobrecargar a la víctima de trabajo.
b) El enemigo es el otro: el acosador desvía la atención de sí mismo como causante del acoso mediante el expediente de que la causa de los problemas de la víctima está en otros o en la empresa.
c) Simulación: el acosador simula estrechar lazos con la víctima con el objetivo de ganar su confianza y de esta forma obtener información personal e íntima que le sirva para controlarla en el futuro.
d) La Traición: el acosador implementa sistemas internos o manipula los existentes para inducir u obligar a los compañeros de la víctima a denunciar errores o fallas en su trabajo.
Todos son obligados o incentivados a delatar ante la autoridad del área determinados comportamientos de los compañeros. Este funcionamiento perverso del sistema de evaluación lleva a que aquellos que colaboran proporcionando información sobre la víctima avanzan en sus carreras profesionales en detrimento de aquellos que se resisten a cooperar y de la víctima desde luego.
e) Acoso aleatorio: esta es la modalidad que produce mayor indefensión. El acosador elige en forma periódica una víctima para controlarla y lograr su aniquilación laboral, luego pasa a otra y así sucesivamente hasta formar un grupo de víctimas que va turnando como objeto de sus ataques. Ellas viven en forma permanente con miedo a ser elegidas en el siguiente turno. El acosador logra el control mediante implantar el terror de forma que sus víctimas se mantengan en incertidumbre.
LAS VICTIMAS
Las investigaciones realizadas sobre la personalidad y la manera de vivir de las víctimas de acoso psicológico en el trabajo coinciden en señalar que los acosadores seleccionan casi
siempre un mismo perfil de personas: aquellas cuyo modo de vivir, alegría, situación familiar o laboral, capacidades técnicas, talentos ,etc., despiertan en ellos, debido a sus profundos sentimientos de inadecuación (complejo de inferioridad), sentimientos de celo y envidia (Luna, 2003; Piñuel, 2001; INSHT. [NTP 476], 1998).
Entre las características típicas que hacen de un trabajador una victima potencial están:
a) Personas justas e íntegras: son aquellas cuya actividad y actitud noble son una denuncia de que en la organización las cosas no funcionan con la suficiente ética y dignidad para otros trabajadores, clientes, etc. Son quienes denuncian procedimientos mal realizados, corrupción y defienden a otras víctimas de injusticias y malos tratos en la organización.
b) Personas autónomas: debido a que los acosadores son víctimas de sus propios complejos de inferioridad y falta de autoestima, son incapaces de evitar la comparación cuando ven a una persona autónoma, capaz de tomar la iniciativa. Los acosadores no
pueden soportar ver a estas personas que no difieren responsabilidades al tomar iniciativas, son capaces de formarse una opinión propia sin apropiarse de la de otros, respetan la jerarquía sin caer en la sumisión, etc.
c) Personas dotadas de gran capacidad de trabajo: suelen destacarse por poseer conocimientos y conducirse con elevada capacidad profesional, rapidez y eficacia en el desempeño de su trabajo.
El complejo de inferioridad del acosador opera en forma de culpabilidad ya que siente que no posee los atributos que estima ideales e intenta compensar estos sentimientos de
inferioridad atribuyéndose valores y cualidades que en realidad no posee. Cuando aparece en su entorno una persona que posee esas características, ello supone un choque con la realidad y su reacción ante esto es elegirla como víctima ya que se transforma en una fuente de disonancia para él.
d) Personas populares: la respuesta que suscita en el acosador las habilidades de la víctima (su carisma, la capacidad de liderazgo informal dentro del grupo, ser referencia para otros, empatía, etc.) desatan celos en él ya que no posee estas destrezas y
desencadenan una rivalidad debido a que percibe a la víctima como un obstáculo para obtener adhesión de otras personas en la organización.
e) Personas cooperativas: dado que el acosador es incapaz de desplegar comportamientos cooperativos con las personas de su entorno, ya que visualiza a todos como eventuales
adversarios a vencer, sus rasgos paranoides le crean una vivencia constante de amenaza y traición profesional de quienes le rodean, por esto el cooperar es inconcebible para él ya que presume motivaciones ocultas en aquellos que se brindan a cooperar, animan a otros o impulsan el trabajo en equipo.
f) Personas con alta capacidad empática: son personas sensibles, atentas a las necesidades de los demás, pueden comprender el sufrimiento ajeno, etc. Para el acosador la empatía es una característica insoportable ya que supone situarse en lugar del otro ante una vivencia. Para ellos, esto es imposible ya que los demás son para él meros espejos que le ayudan a recobrar una identidad o estima inexistente. La carencia de esta habilidad
emocional por parte del acosador lo sitúa en desventaja profesional y lo hace dirigir su persecución y acoso hacia quienes la poseen.
g) Personas cuyo entorno personal es positivo: personas felices, integradas, con una vida familiar satisfactoria suelen ser objeto de acoso ya que el acosador suele presentar un cuadro afectivo y familiar caótico que él pretende normalizar. La felicidad de la víctima le resulta altamente intolerable y le recuerda su propia miseria afectiva, emocional y familiar.
Para Marie Hirigoyen (Hirigoyen, 2001), la víctima es elegida por el acosador porque se ha vuelto molesta y se ha dejado seducir. El acosador ataca las partes vulnerables y más débiles de ella, donde se la pueda herir. Muchas veces, ocurre que esas fallas son
precisamente lo que el otro se niega a ver de sí mismo; por lo tanto, en estos casos, el ataque constituye una revelación dolorosa o termina reactivando un síntoma que el otro
intenta minimizar. Las víctimas ideales, son aquellas personas que al no tener confianza en sí mismas, sienten la obligación de mostrar y ofrecer una mejor imagen de ellas mismas.
Esta potencia es la que las transforma en víctimas: ellas necesitan dar y los acosadores recibir o tomar.
Según Hirigoyen se pueden clasificar a los sujetos que padecen Mobbing o Acoso Psicológico en tres grandes grupos:
Los envidiables, personas brillantes y atractivas, pero consideradas como peligrosas o competitivas por los líderes implícitos del grupo, que se sienten cuestionados por su mera
presencia.
Los amenazantes, activos, eficaces y trabajadores, que ponen en evidencia lo establecido y pretenden imponer reformas o implantar una nueva cultura.
Los vulnerables, individuos con algún defecto o simplemente depresivos necesitados de afecto y aprobación, que dan la impresión de ser inofensivos o indefensos.
CONSECUENCIAS
Los efectos del Mobbing o Acoso Psicológico para las víctimas pueden ser devastadoras desde el punto de vista clínico, dando origen a trastornos de ansiedad generalizada, cuadros de estrés, estados depresivos severos pudiendo llegar en grados extremos hasta el suicidio.
Como consecuencia de sus investigaciones, González de Rivera (Gonzáles de Rivera, 2002) ha propuesto la existencia de una nueva patología y la ha denominado “Síndrome de
Acoso”, donde el factor estresante principal son las relaciones interpersonales negativas con los demás miembros del grupo laboral, que no son ni siquiera conflictivas, sino peor
aún decididamente persecutorias. Difiere en eso de las otras formas de estrés, en las que el factor estresante principal es la propia naturaleza del trabajo, que puede carecer de
experiencias positivas, con acumulo de aspectos negativos, o ser traumático, peligroso o ansiógeno en sí mismo, o producir tensión por una excesiva carga de responsabilidad sobre otras personas.
La clínica del “Síndrome del Acoso” se va instaurando de forma progresiva, atravesando una serie de estadios, de duración variable. En general, cada uno de los estadios clínicos
se corresponde más o menos con las distintas fases de acoso, a las que se corresponde como una respuesta reactiva. Sin embargo, en algunos casos la evolución puede ser muy rápida, apareciendo casi desde el primer momento los síntomas propios del estadio final.
En otros, el sujeto permanece en el primer estadio clínico durante las fases del acoso. En la forma evolutiva se pueden distinguir los siguientes estadios.
a) Estadio de Autoafirmación: que corresponde a la fase de inicio del conflicto, donde la víctima aún no sabe que lo es y está convencida de que tiene la razón, presenta resistencia y confronta a la otra parte. La víctima no se imagina lo que puede sucederle si confronta a un M. I. A (mediocre inoperante activo). No es fácil saber si es su actitud ante el conflicto lo que desencadena el acoso psicológico, o si ya esta todo prederterminado y el enfrentamiento es solo una excusa oportuna para justificar el acoso. En todo caso la sintomatología clínica no es aún relevante, puede haber cierta inquietud y ansiedad, una actitud agresiva moderada y probables alteraciones en el sueño.
b) Estadio de Desconcierto: la víctima empieza a dudar sobre su versión del conflicto, y a no entender lo que está sucediendo. Las primeras evidencias de que esta siendo estigmatizado le desconciertan, y tiende a atribuirlas a un equívoco, a un error o a una casualidad. Cuando le niegan el saludo, le cancelan de repente las reuniones, le cambian las pautas de trabajo o le niegan un permiso al que tiene derecho, se siente mal, pero aún
no sabe lo que le ocurre. La tardanza en la organización conceptual de la propia defensa, es en este estadio crucial para su evolución posterior.
La víctima “no se la cree” y este factor cognitivo es uno de los principales problemas para identificar, tratar y prevenir este Síndrome. Los síntomas del estadio anterior se
intensifican, sumado a una pérdida en su seguridad y la confianza en sí mismo. Todavía intenta buscar una explicación para convencer a los demás de su capacidad profesional
pero su desconcierto aumenta cuando sus jefes no lo reciben o sus compañeros callan y rehuyen su presencia.
c) Estadio Depresivo: corresponde a la fase de estigmatización. Sus argumentos para esgrimir una defensa son tergiversados lo que consiguen dejarlo con una imagen más deteriorada. Pierde la confianza en sí mismo, en su efectividad y eficacia. Comienza a
reaccionar ante la pérdida de refuerzo social, porque nadie parece valorar lo que hace ni reconocer sus méritos. Hay una baja considerable en su autoestima, se autoanaliza,
piensa que todo es culpa suya, ensaya nuevas estrategias de conducta que, naturalmente, no sólo no dan resultado sino que intensifican los ataques en su contra. La concentración
disminuye, su motivación se desvanece. Puede comenzar a beber, se altera el ciclo sueño-vigilia, se siente distante y raro con su familia y amigos.
Los síntomas del Estadio Depresivo, son parecidos al Síndrome de Burnout, el cual se caracteriza por la sensación de estar desbordado, con agotamiento de la capacidad adaptativa. Los síntomas del Burnout se agrupan en tres categorías:
i) Cansancio Emocional: se traduce en agotamiento físico y psicológico, abatimiento, sentimientos de desesperanza, desarrollo de un autoconcepto negativo y actitudes negativas hacia el trabajo y la vida en general.
ii) Evitación y Aislamiento: se traduce en su conducta a través absentismo laboral, ausencia de reuniones, resistencia a enfrentarse con personal o atender público o en su actitud emocional, se vuelve fría y distante.
iii) Sentimiento de Inadecuación personal y profesional: hay un deterioro progresivo de su capacidad laboral y una perdida de todo sentimiento de gratificación personal en el trabajo.
d) Estadio Traumático o de estrés-ansiedad: se caracteriza por intrusiones obsesivas y sueños repetitivos relacionados con la o las situaciones de acoso, hiperactividad simpática, sintomatología psicosomática, con énfasis en actividad cardiovascular y digestiva, irritabilidad y conductas de evitación. Coincide con la Fase de Intervención, aunque puede estar presente antes, preceder o alternarse con la fase depresiva. Tanto en esta fase
como en la anterior el acosado puede volverse agresivo y tener reacciones paradójicas de “huida hacia adelante”, lo que consiste en trabajar más horas con mayor dedicación, como
si intentara recuperar el sentido de gratificación en su trabajo a la fuerza. Los conflictos familiares pueden ser importantes en este estadio, con sentimientos de ser incomprendido, generalmente acertados.
e) Estadio Crónico de Deterioro: presenta una sintomatología mixta, que comprende síntomas depresivos, psicosomáticos y de estrés postraumático. Desde el punto de vista laboral, hay absentismo y licencias medicas prolongadas. La repercusión en la familia es importante mediatizada por conflictos entre los cónyuges y con los hijos. La incapacidad laboral puede llegar a ser total. En algunos casos, después de la fase de eliminación, la
sintomatología tiene a atenuarse en forma significativa. Sobre todo si se produce un cambio para bien en la actividad laboral. En otros, se cronifica, incluso después de la terminación de la relación laboral, quedando el paciente incapacitado de manera más o menos definitiva. Los síntomas más persistentes, incluso en personas que parecen haber superado definitivamente el Síndrome de Acoso, son:
a) Recuerdos Obsesivos: que alteran al individuo hasta tal punto que pueden llegar a producir accesos de angustia, rabia y / o llanto. En ocasiones, esos accesos emocionales
se producen sin que la persona llegue a darse cuenta de la causa subyacente, o reacción a alguna circunstancia del entorno que se las recuerde.
b) Presión Focalizada del Pensamiento: se evidencia en la necesidad de contar sus experiencias traumáticas, hasta el punto de volverse monotemático, con gran desesperación de sus familiares, amigos y conocidos.
c) Temor al lugar de trabajo y a todo que le pueda recordar los acontecimientos estresantes y los conflictos que en él tuvieron lugar.
Tabla N° 1 Síntomas del Síndrome de Acoso Psicológico.
Apatía, desinterés, falta de iniciativa.
Tristeza y abatimiento de animo.
Irritabilidad y labilidad emocional.
Cansancio y fatiga fácil.
Agresividad e hipersensibilidad.
Sentimientos de Inseguridad.
Recuerdos obsesivos.
Arrebatos de rabia.
Accesos de llanto.
Náuseas y vómitos.
Pérdida subjetiva de memoria.
Malestar generalizado.
Sudoración.
Sequedad de Boca.
Dolores musculares.
Sueño inquieto y perturbado.
Despertar precoz.
Insomnio tardío.
Temor al lugar de trabajo.
Desinterés en la vida social.
CONCLUSIONES
La importancia que tiene el Mobbing o Acoso Psicológico en el lugar de trabajo es haber establecido un concepto bajo el cual se operacionalizan una serie de comportamientos que tienen su origen en la violencia y persecución de carácter psicológico, los cuales tienen por objetivo provocar un daño deliberado a un hombre o mujer causado por otro hombre o mujer, con devastadoras consecuencias no solo para su salud física y mental sino también para el entorno donde se encuentra inserto: las organizaciones laborales, la familia y la comunidad.
En Chile se ha estudiado poco el tema en términos de dimensionar sus reales alcances y los costos involucrados no solo desde el punto de vista económico sino también social. Las
cifras que entrega la encuesta de Laborum no deben pasar desapercibidas para las autoridades de gobierno como de las organizaciones empresariales ya que muestran una
realidad palpable que se refleja en el sentir de las víctimas.
Se requiere un marco legal que, por una parte sancione a los acosadores y por otra, proteja en forma efectiva los derechos de las víctimas. A la fecha se tramita un proyecto de ley en el Congreso de la República.
Finalmente, el Mobbing o Acoso Psicológico es una grave patología organizacional que debe ser conocida por los psicólogos laborales y otros cientistas sociales para intervenir en forma oportuna al interior de la organización previniendo su ocurrencia, y por los
psicólogos clínicos ya que cuando no se conoce el fenómeno, el diagnóstico puede ser errado y las manifestaciones sean interpretadas en términos de otros aspectos como
estrés, ansiedad, depresión sin considerar los aspectos situacionales que los ocasiona.
NOTAS
1) Centro de Atención y Asesoría Psicológica, Universidad del Mar, Valparaíso
2) publicado en Dirección del Trabajo – Gobierno de Chile – Portal Institucional.
http://www.dt.gob.cl/1601/article-68021.html (revisado: 25-04-2006).
BIBLIOGRAFÍA
Asociación Psiquiatría Americana. 1998. “Manual diagnóstico y estadístico de los
trastornos mentales” (DSM-IV). Editorial Masson 4ta. Edición. Barcelona, España.
Field, Tim. 1996. “Bully in Sight”. Ed. Wessex Press. Oxfordshire. England.
Gonzáles de Rivera, José Luis. 2002. “Los Síndromes de Acoso”
Editorial Espasa Madrid, España
Gonzáles de Rivera, José Luis. 1997. “El Trastorno por Mediocridad Inoperante Activa”.
Psiquis, 18: 229-231.
Hirigoyen, Marie -F. 2001. “El acoso moral en el trabajo”.
Editorial Paidós, Buenos Aires, Argentina.
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. 1999. “Nota Técnica de
Prevención 489: Violencia en el lugar de trabajo”.
http://www.mtas.es/insht/psier/entornopsi/relaciones.htm. (revisado el 28-04-2006),
Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. 1998. “Nota Técnica de
Prevención 478: El hostigamiento psicológico en el lugar de trabajo: Mobbing”.
http://www.mtas.es/insht/psier/entornopsi/relaciones.htm. (revisado el 28-04-2006),
Kernberg, Otto. 1979. “Desordenes fronterizo y narcisismo patológico”.
Editorial Paidós. Buenos Aires, Argentina.
Leyman, Heinz . 1997. “The Mobbing Encyclopaedia.”
http://www.leyman.se (revisado: 25-04-2006).
Lorenz, Konrad. 1966. “On Agressión”
Ed. Harcourt Brace. San Diego, Estados Unidos de Norteamérica.
Luna, Manual. 2003. “Acoso Psicológico en el Trabajo (Mobbing).
Editorial GPS Madrid, España.
Alfonso Riquelme: Mobbing, Un Tipo de Violencia en el Lugar de Trabajo
Ciencias Sociales Online, julio 2006, Vol. III, No. 2 (39 - 57).
Universidad de Viña del Mar-Chile
57
Piñuel y Zabala, Iñaki. 2001. “Mobbing. Como sobrevivir al Acoso Psicológico en el
Trabajo”. Editoral Sal Térrae. Bilbao, España.

PREVENCIÓN DE LA VIOLENCIA ESCOLAR



REFLEXIONANDO EN TORNO A LA VIOLENCIA ESCOLAR:
ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN

(Documento Apoyo Seminario para Directores y Orientadores realizado en la Universidad San Sebastián, Concepción, 2004)

PAULINA HERRERA

PSICÓLOGA EDUCACIONAL P. U. C. 

I. PRESENTACIÓN

Actualmente nos encontramos en un profundo periodo de transformaciones en nuestros sistemas educacionales, impulsados por el proceso de reforma educacional que se inicia en Chile en el año 1990. Sin duda, la reforma ha generado importantes mejoras en las organizaciones educativas, aunque en muchas ocasiones, puede haber sido un proceso lento y difícil para cada una de estas organizaciones.

Un tema pendiente, que está recién comenzando a ser impulsado dentro de la reforma, es el problema de la convivencia escolar y la salud mental de los niños. Son preocupación de todos, temáticas como la violencia escolar, las relaciones interpersonales entre los diferentes actores de las escuelas y liceos, o la prevención del consumo de drogas o alcohol, entre otros.

Específicamente, en este texto se reflexionará en torno al tema de la violencia escolar, sus definiciones, posibles factores causales y estrategias de enfrentamiento, a nivel de prevención e intervención.

Todos podemos tener sentimientos como la impotencia, el temor, el sufrimiento, la humillación, la depresión, tensión, dolor, angustia, envidia, venganza, tristeza, inseguridad, frustración, irritación, nerviosismo, culpa, molestia, que nos genera rabia y una acumulación de energía que nos lleva a la necesidad de manifestar agresión a uno mismo u otros. El problema es cuando no lo hacemos en el contexto adecuado, ni de la forma apropiada, cuando dañamos a otros o a nosotros mismos. Debemos buscar canales de expresión de estos sentimientos, que contribuyan a la generación de una cultura de la paz, el respeto de los derechos humanos y a la posibilidad de que nuestras organizaciones educativas mejoren su convivencia escolar y canalicen estas emociones que circulan constantemente, transformándolas en recursos para su propio desarrollo., Ese es el gran desafío.

II. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE VIOLENCIA ESCOLAR

La violencia ha sido tematizada de diversas maneras. Las construcciones teóricas se mueven entre aquellas visiones subculturales de las manifestaciones distorsionadas de la norma, hasta aquellas centradas en los factores individuales ya sea conductuales o inconscientes.

Sin embargo estas perspectivas, asumiéndose coherentes con su arquitectura conceptual parten de un imperativo implícito de carácter moral: Connotan los fenómenos de violencia como no deseables, negativos, anormales.

Esto podría ser considerado cierto si hacemos una distinción entre violencia y agresividad. La agresividad es natural a los eres humanos, es una energía que nos permite mantenernos vivos, es una fuerza emocional que nos permite protegernos y proteger a otros y adaptarnos a los ataques que viene del exterior. Lo importante es como la regulamos, o sea la necesidad de activar la pulsión agresiva frente a ciertas situaciones y frenarla en otras o comunicarla de maneras variadas y evitando la destrucción del otro o la autodestrucción

Hay quien mantiene que el ser humano es violento por naturaleza. Y hay quien dice que la violencia es un mecanismo aprendido – y por lo tanto enseñado, consciente o inconscientemente - para ejercer el poder o la defensa. Lo que llamamos violencia se manifiesta de diversas maneras: hay violencia física, violencia verbal, violencia psicológica, y hasta violencia simbólica, que se manifiesta de forma indirecta, o mejor, que parece que no es tal. Se dan relaciones violentas entre iguales, de los de arriba sobre los de abajo y de los de abajo sobre los de arriba.
Hay un ciclo de violencia que aparece con una acumulación de tensión, con una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces constantes entre personas. Esta tensión acumulada en un minuto explota, manifestándose la violencia en una segunda fase. Finalmente vienen las consecuencias del hecho violento, en que se piden disculpas, se castiga, se inhibe, etc.
En la escuela se manifiestan, en mayor o menor medida, todas estas violencias, de igual manera que en otros ámbitos de las relaciones humanas; siempre que hay que compartir espacio y/o tiempo con otros: la propiedad del territorio, el uso o las normas de utilización de ese territorio, son motivo de conflictos que pueden devenir en violencia, entendida como agresión a otros. Y solemos ver a los demás como enemigos en muchas situaciones: en la cola de cualquier establecimiento o servicio, al conducir, en las aglomeraciones o en zonas despobladas, al competir por un puesto de trabajo, a los "agentes del orden", a los jóvenes, a los grupos étnicos, a los marginados y a los que tienen éxito, a los profesores y a los alumnos. En estas y otras situaciones esperamos, aunque no deseemos, que alguien actúe contra nosotros.

Cuando se habla de violencia en el mundo escolar suele asociarse a manifestaciones físicas tales como destrozos, peleas, robos, etc. Sin embargo, cada vez se hace más patente que la olla a presión que representa un centro escolar abarca muchos más actos, mensajes o situaciones violentas que las antes referidas. Tal es el caso del bullying, de difícil traducción al castellano o a cualquier lengua derivada del latín.

La traducción aproximada, si forzamos un posible carácter literal, sería la de bravucón o matón, y como acción propia del bully o matón estarían los maltratos o amenazas de manera que intimida, tiraniza o aísla y por ello convierte a alguien en víctima. Los países nórdicos y germanos lo denominan mobbing y los anglosajones bullying De cualquier forma, a pesar de la diversidad de definiciones y matices, la más consensuada se refiere a «una violencia prolongada y que se repite, tanto mental como física, llevada a cabo por un individuo o grupo y dirigida contra un individuo que no es capaz de defenderse ante dicha situación, convirtiéndose en víctima».

Un ejemplo clarificador sería el de aquel niño o adolescente que rehusa ir al colegio sin motivo aparente. Ante la insistencia de sus padres, finge todo tipo de malestares, se escuda en todo tipo de argumentos para no declarar su problema hiriente. Un grupo de compañeros le está haciendo la vida imposible. Desde hace un período de tiempo se ha convertido en la mofa del grupo, y toda la clase lo sabe... pero existe una conspiración silenciosa.

La manifestación del bullying es variopinta. En algunos casos puede llegar a ser objeto de chantajes económicos, coacciones de índole variada, y apremiado a realizar actos poco deseables. En las chicas se deriva más hacia una violencia psicológica y a un aislamiento donde se llega hasta hacer el vacío más absoluto a una determinada compañera. Estas situaciones forman un mundo escondido, al que los adultos (padres-profesores) no suelen tener acceso debido al miedo de la víctima, que por su falta de autoestima no comunica su debilidad por temor a parecer aún más débil. También se suma a ello el que los mayores interpretan los miedos del acosado como una necesidad de este último de pasar obligatoriamente por ese trance iniciático y «hacerse mayor», desestimando su carácter traumático. En este sentido, existen tres factores básicos que siempre se dan para que un hecho se considere bullying:
v Ha de existir una víctima (indefensa) atacada por un abusón, o grupo de abusones. Es una relación de poder entre el más fuerte y el más débil.
v Debe suceder durante un período de tiempo prolongado (un mes, etc.) y de forma repetida (más de dos o tres veces).
v La naturaleza de la agresión puede ser física, verbal o psicológica.
Están presentes en la Escuela muchos elementos que favorecen la aparición de conflictos; muchos elementos que facilitan a los alumnos una visión negativa del lugar y las actividades que en ella se desarrollan. Hay múltiples momentos para vivir la Escuela como entorno no neutral: horarios rígidos; filas para entrar, salir, beber; espacios reservados o prohibidos por edades o estamentos; tarimas-estrados en las aulas. La Escuela aporta un currículum oculto cargado con normas, obediencia, jerarquía, valores de prestigio, competitividad, uniformidad, marginación, individualismo, valor de los resultados frente a los procesos, etc., que no favorecen precisamente que las personas que en ella conviven la sientan como territorio favorable, y menos aún los alumnos que no sean capaces, por las razones que sea, de engancharse en ese sistema, en el que pasan una gran parte de sus días, peleando por conseguirlo o por defenderse.
Pero no debemos considerarnos una isla, cuando hablamos de violencia, porque está presente en muchos otros escenarios; y tampoco debemos ver sólo la violencia contra los profesores, contra los agentes del orden; existen más violencias entre los miembros de la comunidad escolar: física, verbal, psicológica, simbólica; y en todas las direcciones.
Quizá sí podamos aportar algo para mejorar la situación. No hay que cejar en el empeño de conseguir que el sistema educativo sea más propicio a la convivencia pacífica. Habrá que seguir llamando la atención sobre los elementos que producen el enfrentamiento entre los diversos estamentos.
Pero al mismo tiempo, en la medida de nuestras posibilidades – y no son nulas –habrá que seguir avanzando en la mejora de mecanismos reales de participación que fomenten la responsabilidad compartida, habrá que recortar las diferencias jerárquicas basadas en las posiciones de poder, habrá que mejorar el respeto a las diferencias, habrá que fomentar y practicar la solución dialogada de los conflictos, habrá que hacer mas manifiesto ( y criticado) el currículum oculto y más oculto el manifiesto.
III. ALGUNAS EXPLICACIONES PARA LA VIOLENCIA ESCOLAR

Las causas de la perpetración del bullying son muy complejas. Distintos autores apuntan con mayor o menor grado a variables como: falta de autoestima por parte de la víctima, problemas familiares, currículum inadecuado, sociedad competitiva, violencia del sistema, organización escolar excesivamente rígida, o por falta de concienciación de dicha problemática. Lo que resulta del consenso general es que las circunstancias que intervienen para que se den casos de bullying son multifactoriales. Desde esta perspectiva, se tiene que atender cada caso de manera individualizada, además se deben adoptar medidas claras y contundentes dentro del mundo escolar.
Estos datos llevan a la conclusión de que la violencia en las aulas y en la sociedad está aumentando inquietantemente, aunque la mayor parte de los alumnos no están afectados por ella. Por otro lado, los que sí lo están tienden a exagerar su situación.
El interrogante que más ha proliferado entre los docentes ha sido el Por qué de que se produzca. Dos son los cauces para dar respuesta:
Los cambios sociales y familiares: en la gran parte de los progenitores de los alumnos de hoy día trabajan ambos cónyuges. Esto, unido al poco tiempo que recaban para comunicarse por motivos varios como pueden ser la televisión o los videojuegos, nos transporta a un concepto de familia totalmente distinto al que existía hace apenas dos décadas.
Este panorama pone en manos de los docentes una fuerte responsabilidad, que parte de poner en contacto a familia y a escuela abriendo cauces de actuación en los que ambos coordinen sus conocimientos de forma organizada y profesional para beneficio del alumno.
La búsqueda del "verdadero hombre", continuamente proyectado en las pantallas de los televisores ante las que tantas horas paran los niños y las niñas, representa una figura agresiva, implacable, cruel, segura de sí misma, que no expresa sus sentimientos y que persigue el dominio del otro.
Este estereotipo tratan de llevarlo a la práctica los alumnos/as, de manera consciente o inconsciente, en las aulas, teniendo como consecuencia los resultados que ya todos conocemos.
La supuesta lucha que en todas las actividades se produce, lleva a la búsqueda de un vencedor y un vencido. Se trata de competir con el otro, vencerle y ganar el "concurso".
Existe también una tendencia generalizada a considerar lo diferente como malo. Partiendo de esto, los colectivos de personas que apenas tienen algo en común, o nada con nosotros, son una amenaza. ¿Por qué no cambiamos el prisma? Es y debemos verlo como un enriquecimiento de la cultura, lo cual no implica que no admitamos las diferencias, cosa que es buena, pero partiendo en todo momento de una cultura del respeto. Del respeto a diferencias que van desde lo social y cultural a lo religioso, sabiendo que ambos tienen unos derechos y unas obligaciones.
También debería ser estudiado en este punto la posesión de juguetes y juegos bélicos, cuyo fin es familiarizar y favorecer en el niño dicha violencia.
Partiendo de que la sociedad misma inculca elementos de agresividad, no podemos eludir el hecho de que también en las escuelas se transmite la violencia. Especialmente desde los estereotipos sexuales y la discriminación sexual. Por ello, el profesorado debe ser plenamente consciente de todo lo que se transmite a través del "currículum oculto". Los alumnos y alumnas deben ser educados de igual forma y con este fin se trabaja en los centros educativos. Pero, quizás fruto de la cultura en la que hemos sido educados, se producen diferencias en la transmisión de mensajes para niños y niñas, que van tallando el "género" de hombre y mujer, aunque no seamos conscientes, porque siempre las hemos visto y las hemos considerado naturales.
En síntesis algunas posibles explicaciones para la violencia son:
· Trastornos de apego o la vinculación interpersonal, por ausencia de experiencias de “sintonía” con el otro
· Trastornos de la representación sobre la naturaleza de las relaciones humanas, incluyendo los sistemas de creencias que denigran a las personas
· Los contextos ambientasles y/o humanos que interfieren en el desarrollo integral de los miembros de una sociedad, como la pobreza o el consumismo
· Tiempos de alta frustación económica, social o política o individual
· Culturas que enfatizan la dureza, la c ompetencia, la dominación
· La exposición a modelos violentos, que reducen la sensibilidad frente ala violencia, y permite aprender formas de enfrentamiento violentos
· Los prejuicios, estereotipos, caracterizaciones, que generan sentimientos de exclusión o marginalidad, que colaboran para que se generen grupos, que se aglutinan frente a la necesidad de violentar a otros grupos de los dejan fuera
IV. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN

A partir de lo anteriormente planteado, es posible imaginar que las estrategias de enfrentamiento de la problemática de la violencia escolar no tiene una única vía de solución, sino que depende de la mirada que tengamos sobre esta problemática.

Desde la psicología educacional y pensando en las estrategias que los psicólogos, directores, orientadores y profesores podemos comenzar a implementar en nuestras organizaciones educativas algunas temáticas a trabajar son: el tema del clima emocional en las escuelas, resolución de conflictos, desarrollo de habilidades sociales y potencialización de la resiliencia.

4.1 CLIMA SOCIAL Y EMOCIONAL EN LA ESCUELA

El clima social y emocional de una escuela se relaciona con las percepciones, sentimientos y vivencias que tienen los actores de la institución sobre su organización, sobre la posibilidad de sentirse identificados con ella, su sentimientos de satisfacción, de recompensa, de ser reforzados en su competencia, de comunicación , de apertura y de respeto. Es la percepción que tienen respecto a distintos aspectos del ambiente en que desarrollan sus actividades habituales. Se relaciona con el poder de retención de las escuelas, la satisfacción con la vida escolar y la calidad de la educación. Se vincula con factores macrosistémicos, la responsabilidad social de los miembros y su desarrollo personal

Este sentimiento es personal, pero a la vez se construye organizacionalmente, en relación a la cultura organizacional de la escuela. Por eso si se quiere mejorar el clima deben considerarse estas variables culturales, expresadas en sus manifestaciones verbales, metas y objetivos, vitae, lenguaje, metáforas, historias de la organización, héroes de la organización, estructuras organizativas, manifestaciones visuales, materiales, instalaciones y equipamiento, útiles y memoria, manifestaciones del comportamiento, rituales, ceremonias, formas de enseñanza-aprendizaje, procedimientos operativos, normas y regulaciones, premios y sanciones, apoyos psicológicos y sociales y modelos de interacción entre poderes y comunidad.

El contexto escolar se transforma en un núcleo que:
· Transmite valores, creencias, normas y hábitos de convivencia
· Crea condiciones para el desarrollo e inhibición de habilidades
· Fomenta estilos competitivos o solidarios
· Promueve expectativas positivas o negativas
· Crea confianza en el futuro y en los demás o crea desesperanza aprendida y desconfianza
· Afianza o modifica las primeras imágenes acerca de si mismo: fortalece o debilita la autoconfianza
· Crea ambientes protectores o precipita situaciones de riesgo

Los factores relacionados con un clima escolar positivo son:
· Crecimiento continuo académico y social
· Respeto mutuo
· Confianza en lo que el otro dice y hace
· Moral alta
· Cohesión, espíritu de cuerpo y sentido de pertenencia
· Capacidad de crecer, desarrollarse y cambiar
· Cuidado, atmósfera familiar

Estas variables emocionales y sociales muchas veces fueron obviadas en los estudios sobre las variables que afectaban el desempeño o resultados de los niños en una escuela, centrándose en variables más estructurales o cognitivas. Sin embargo hoy se les está dando una gran importancia.

La relación entre desempeño de los alumnos y algunos de los procesos de la escuela es mayor que la relación entre desempeño y recursos de la escuela. A nivel de la escuela, los factores tienen que ver con los docentes y directores. Respecto a los docentes se relaciona con el hecho de tener otro trabajo y sus actitudes en relación al salario, autonomía laboral y fatiga. En relación a directores afectan la autonomía de gestión y su liderazgo. La participación de padres en actividades de escuela es también importante.

Sin embargo, las relaciones estadísticamente más significativas son entre desempeño y procesos que ocurren en el aula. La más importante es el clima emocional que se da en la sala. Sin embargo, muchas veces esta variable ha sido ignorada en la investigación. Se ha visto importancia de relaciones entre emociones y resultados de los niños, emociones de los profesores y resultados de los niños e importancia de destrezas emocionales.

En síntesis, un clima emocional y social adecuado en la escuela y la sala de clase debiera contemplar elementos como.


Características negativas
Características deseadas
Poder
Abuso y manipulación de una persona sobre otra
Relaciones autoritarias
Esfuerzos compartidos, presencia de apoyo mutuo
Personas con mayor poder lo distribuyen entre todos
Toma de decisiones
Se concentra en una persona o grupo muy reducido
Todos los participantes tienen algún papel
Hay espacio de expresión de necesidades y preferencias
Participación
Escasa participación de diferentes actores
No hay información sobre canales de participación
Activa participación
Todos sienten responsabilidad de participar en la toma de decisiones
Cooperación
Fuerte competencia en la mayoría de las actividades
Cultura de ganancia individual, más que grupal
Dificultades trabajar en equipo
Respeto para los demás, tolerancia hacia diferencias
Personas reconocen en qué situaciones es sano compartir y en cuáles no
Comunicación
Sólo se permite de arriba hacia abajo o a través de un único canal previamente establecido
Dificultad para escuchar y entender las percepciones de los otros
Personas se comunican como iguales, con respeto
Hay una escucha activa
Disciplina
Esta a cargo de una persona
No hay sistema para calificar las faltas o determinar magnitud del castigo
No se consideran motivos para las faltas
Hay formas para que las personas resuelvan sus propios conflictos
Hay espacio para escucha y entendimiento de motivos
Hay sistema para calificar y determinar magnitud del castigo
Discriminación o prejuicios
Estereotipos fuertes de personas o grupos
Comportamientos negativos basados en estereotipos
Se percibe a otros en base de sus potencialidades
Las personas interactúan como iguales, respetándose
No hay exclusión de grupos

Esto se relaciona estrechamente con el proceso de resolución de conflictos en la sala de clases, tema del que pasaremos a hablar a continuación.

4.2 RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN LA SALA DE CLASES

El conflicto siempre existe, lo importante es manejarlo de forma constructiva, reconociendo que son inevitables, sanos y valiosos. Los conflictos no son problemas, son parte de las soluciones.

Un conflicto aparece cuando hay actividades incompatibles, surge un conflicto de interés cuando dos personas , grupos o organizaciones desean cumplir con metas diferentes.

Los conflictos pueden volverse destructivos cuando negados, suprimidos o evitados, cuando un participante gana a expensas de otro, cuando ellos se sienten resentidos, heridos, enojados y desconfiados, cuando se reduce la posibilidad de solucionar constructivamente un conflicto.

Sin embargo un conflicto enfrentado positivamente pueden mejorar el desempeño, razonamiento y resolución de problemas, ayudar a sumir la perspectiva de otro, lograr un mayor conocimiento de uno mismo, energizarnos, sentirnos parte de un equipo y profundizar una relación.

Algunas etapas de la resolución de conflictos son:
· Focalizar (identificar, observar, clarificar).
· Analizar (organizar, clarificar, recordar, vincular, representar, conjeturar).
· Resolver (concluir, determinar).
· Validar (probar, explicar, verbalizar).
· Reflejar (generar, sintetizar, aplicar, considerar otros enfoques).

Para las personas que trabajan en educación y, por consiguiente, con niños y jóvenes, conocen la dificultad y el gran costo que existe en la solución de los conflictos sobre todo cuando éstos son manejados de manera inadecuada. Para nadie es un misterio que los jóvenes en forma constante tienen peleas, roces, discusiones, etc., que fuera de las consecuencias físicas y emocionales que le puede traer a un niño o joven, provoca en el salón de clase pérdida de tiempo y, por sobre todo, malas relaciones sociales con su entorno.

Para los profesores no es difícil manifestar la gran cantidad de tiempo que invierten en el intento de solucionar conflictos o simplemente lograr mantener la atención de los alumnos, por tal motivo, resulta primordial mencionar que los conflictos siempre van a estar presentes y que su erradicación total no es más que una ilusión. La clave está en saber como solucionarlos pacíficamente o transformarlos en una oportunidad de ganancia mutua para los que están involucrados.

Sin duda que existen diferentas visiones, propuestas o formas de abordar este tema; Salm (1999) menciona una serie de elementos que se deben cumplir o desarrollar, para cumplir los objetivos de la resolución de conflictos. En ese sentido, manifiesta que el objetivo general de la resolución de conflictos es reducir la violencia y aumentar la convivencia entre los jóvenes a corto plazo, y dentro de la comunidad a largo plazo.

Para que lo anterior se cumpla se tienen que mejorar las habilidades de la comprensión de los conflictos, la comunidad y el saber cómo resolver sus propios problemas. Adicionalmente, modificar y/o mejorar actitudes, valores de autoestima, confianza, tolerancia, diversidad, respeto, responsabilidad, cooperación y participación. Dichas habilidades, actitudes y valores pacíficos destacan el rol fundamental de las relaciones que establece el joven con amigos, familiares, compañeros de trabajo; permitiéndole así efectuar una mejor convivencia, y un mejor desarrollo personal y social.

El autor presta atención, como primer punto, en las relaciones y normas sociales donde el joven debe aprender la importancia y el rol que las normas tienen en el funcionamiento del mundo diario, en esta dirección, el autor manifiesta que hay una relación entre relaciones interpersonales y el conflicto, ya que deben existir relaciones con las demás personas para que haya conflicto; como segunda idea, pone de manifiesto que entre más intensa sea la relación más probabilidades existen de que se entre en conflicto (más intensa en el sentido que se tiene más asuntos en común con la otra persona), por lo que un conflicto pasajero en la calle es mucho más sencillo de manejar ya que sólo crea un punto de encuentro o enlace, no se puede decir lo mismo de las relaciones que se tiene con amigos y familiares ya que están basadas en valores que generan conflictos más complejos y difíciles de solucionar.

Los jóvenes deben aprender el valor que tienen las relaciones para ellos, si no cuentan con buenas relaciones, se pueden sentir deprimidos y no lograr lo que quieren hacer. Si una persona tiene buenas habilidades interpersonales y una buena formación personal cuenta con una buen autoestima, conoce el respeto, la responsabilidad, la tolerancia y la cooperación hacia los demás, puede llevar a cabo unas buenas relaciones con los demás.

Como otro punto en la temática de la resolución de conflictos, se señala que, como primer paso para solucionar un problema, hay que entender cómo las personas responden física y emocionalmente a éste, cómo pueden desarrollarse sin una intervención pacífica, y cuáles son las maneras comunes que la gente utiliza para enfrentarlos. El comprender mejor el conflicto permitirá una buena toma de decisiones hallando su solución, pero para su comprensión se debe ser capaz de adaptar la teoría a la situación conflictiva, entendiendo que hay muchas formas de mirar un problema y que por ende muchos enfoques intentan dar cuenta del conflicto.

Salm (1999) grafica un esquema que explica cómo se responde o se enfrenta el conflicto social. En éste, opina que cada persona tiene su estilo de enfrentar el conflicto, ese estilo hace responder automáticamente y se hace presente o evidente en todas las situaciones. Los estilos que se señalan tienen su base principal en cuatro características: preocupación por uno mismo, preocupación por el otro, asertivo sólo en sus propios intereses y cooperación con la otra persona; estos estilos son:
· Competir: se preocupa por sus propias metas no por las del otro. Es asertivo pero no cooperador.
· Negociar: se preocupa por sus propias metas al igual que por las del otro. Es poco asertivo y poco cooperador.
· Evadir: no se preocupa por sus propias metas ni por las del otro. No es asertivo y no es cooperador.
· Acomodar: no se preocupa por sus metas, pero sí por las del otro. No es asertivo pero si es cooperador.
· Colaborar: se preocupa por sus propias metas al igual que por las del otro. Es asertivo y cooperador.

Al considerar lo anterior, se puede caer en la tentación de decir que el mejor estilo es el de colaborar, pero no lo es siempre, hay otros estilos que dependiendo de la situación pueden dar mejor resultado, o sea, si alguien sufre un accidente y precisa atención inmediata se necesita una persona que tome decisiones, por lo que un estilo competitivo resulta preciso. En este sentido, el autor señala que si la selección del estilo depende de la situación, cuando el sujeto se enfrenta a relaciones importantes, debe ser capaz de negociar y colaborar ya que éstas pueden satisfacer mejor que cualquier otro estilo, los intereses de todos los involucrados en un conflicto.

Como se expone en un inicio, generalmente la mayoría de la gente tiende a huir de los conflictos o evitarlos, creyendo que de esta forma se está solucionando un problema o evitar enfrentar el problema se presenta como una adecuada solución. Lo que en ese sentido quiere expresar la autora, es la confianza con la que se puede actuar de modo diferente frente a los conflictos de la vida real, la autora piensa que en vez de buscar revancha, enemistarse o acudir a otra persona en busca de soluciones, la gente manejará sus conflictos de manera positiva. Esta forma positiva de resolver los conflictos, la autora lo denomina hablar hasta entenderse lo que de alguna forma da cuenta de la lógica con que enfrenta el tema de la resolución de conflictos en forma práctica.

El hablar hasta entenderse es una técnica que la autora enumera en una serie de pasos que se debe tener en cuenta a la hora de enfrentar un conflicto con otro, éstos son:
· Hacer un alto. Recobrar la calma.
· Hablar y escucharse uno al otro.
· Determinar qué necesita cada uno.
· Proponer soluciones (la autora lo denomina como “torbellino de ideas”).
· Elegir la idea que les guste a los dos.
· Trazar un plan. Ponerlo en práctica.

4.3 DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES EN CONTEXTOS ESCOLARES

El estudio de las habilidades sociales ha presentado un notable auge en los últimos años. Se han dedicado numerosos artículos acerca de la competencia social, se han desarrollado programas y procedimientos para aumentar las habilidades sociales y la asertividad.

Es una realidad el hecho de que las personas pasan un alto porcentaje del tiempo inmersos en interacciones sociales ya sean diádica o en grupos, además existen bastantes estudios empíricos que demuestran que las relaciones sociales positivas son una de las mayores fuentes de autoestima y bienestar personal. Paralelo a esto, se reconoce que la competencia social de un sujeto, contribuye en la competencia personal, puesto que hoy en día el éxito personal y social parece estar más relacionado con la sociabilidad y las habilidades interpersonales del sujeto que con sus habilidades cognitivas e intelectuales. Por este motivo, el tema relacionado con las competencias sociales es una de las áreas más fecundadas y en desarrollo en la psicología contemporánea.

Refiriéndonos concretamente a la población infantil, está claro en este momento, y es unánimemente aceptado por distintos profesionales de distintos campos (educativo, clínico, pediátrico y de la salud), que la habilidad de interactuar adecuadamente con los iguales (amigos, hermanos, compañeros de curso, etc.) y con los adultos significativos es un aspecto muy importante en el desarrollo infantil.

La adecuada competencia social en la etapa de la niñez está asociada con logros escolares y con el ajuste personal y social. Por el contrario, la competencia social pobre tiene consecuencias para el niño a corto y largo plazo, y esto se relaciona con características como:
· Aislamiento: baja aceptación, rechazo, ignorancia o aislamiento social hacia los iguales.
· Problemas escolares: bajo rendimiento, fracaso, absentismo, abandono del sistema escolar, expulsiones de la escuela, inadaptación escolar.
· Problemas personales: baja autoestima, locus de control externo,
· Desajustes psicológicos y psicopatología infantil: depresión, indefensión.
· Inadaptación juvenil: delincuencia juvenil, conductas rebeldes, suicidio.
· Problemas de salud mental en la adolescencia y la edad adulta

En la actualidad la instrucción y la enseñanza intencional de habilidades sociales se ha debilitado tanto en el contexto familiar como escolar. La familia, debido a cambios sociales y por distintas razones (envío temprano a los hijos al colegio, familias nucleares, incorporación de la mujer al mundo laboral), ha disminuido la enseñanza de conductas interpersonales a sus miembros y delega esta responsabilidad a otras instituciones principalmente escolares. Sin embargo, las conductas interpersonales no se enseñan sistemáticamente en la escuela.

La conducta interpersonal no se aborda directamente en la escuela por diversos motivos. En primer lugar se piensa que la función principal del contexto escolar es la enseñanza de aspectos académicos (materias, contenidos). En segundo lugar el colegio tiene la creencia de que la enseñanza de competencias sociales son responsabilidades de la familia. Como tercer punto, se tiene la idea de que el aprendizaje de comportamientos sociales se realiza de manera espontánea, por simple instrucción verbal y sin necesidad de una enseñanza sistemática, estructurada y programada. En cuarto lugar, los actores del sistema educativo, generalmente, presentan recelos y existe un cierto cuestionamiento de la importancia de este tema. Finalmente, en muchos casos, aunque se valore la importancia de las habilidades sociales resulta un campo nuevo y/o difícil y los profesionales implicados no se encuentran preparados para afrontar su enseñanza.

Debido a los cambios que a enfrentado el sistema educativo, la escuela actualmente debe hacer frente a situaciones nuevas y complejas. Como consecuencia de los cambios sociales y económicos la escuela actualmente acoge a niños más pequeños debido al adelanto de la edad de ingreso en los centros educativos (Sala cuna, jardín infantil, Pre-Kinder). A su vez se ha aumentado los años de escolaridad obligatoria, acogiendo también a más niños mayores. La escuela atiende a niños de poblaciones marginales al producirse una escolarización total de la población infantil, acoge e integra a alumnos con minusvalía (niños que hasta el momento habían sido atendidos fuera del sistema tradicional).

La escuela actualmente detecta un notable incremento de los problemas de los alumnos y afirma que muchas de estas dificultades, están relacionadas con déficit e inhabilidad social en los niños y, por lo tanto, demanda nuevas estrategias de intervención. Frente a esto la institución escolar no puede permanecer ajena a estos hecho y debe rehacer sus estrategias de enseñanza, ya que parece indiscutible que un objetivo claro de la institución educativa es el enseñar al niño a relacionarse adecuadamente con las personas que le rodean.

La escuela es una importante institución de socialización, proveedora de comportamientos y actitudes sociales, solamente la familia puede estar por delante de ella. El aula, el colegio, el recreo, son contextos sociales en los que los niños pasan gran parte de su tiempo, relacionándose entre sí y con los adultos. La escuela constituye uno de los entornos más relevantes para el desarrollo social y, para potenciar y enseñar habilidades de relaciones interpersonales en los niños.

En conclusión de lo anterior es claro que es necesario enseñar habilidades sociales en el contexto escolar. Esta enseñanza se debe hacer del mismo modo en que se enseñan otros aspectos, es decir, de manera directa, intencional y sistemática. Es necesario que el entrenamiento y la enseñanza de las habilidades sociales se incorpore de modo sistemático en los currículum habituales, lo que implica, entre otras cosas, que éste tenga su horario, planificación y estrategias de relación como otras áreas curriculares.

Se han seleccionado habilidades y comportamientos que sean relevantes, significativos y funcionales para el niño en los escenarios sociales en donde el niño está inserto, estas son seis áreas a trabajar:
· Habilidades básicas de interacción social
· Habilidades conversacionales
· Habilidades relacionadas con los sentimientos, emociones y opiniones
· Habilidades se solución de problemas interpersonales
· Habilidades para haver amigos
· Habilidades para relacioanrse con los adultos.

4.4 DESARROLLO DE LA RESILIENCIA EDUCACIONAL

Esto es consistente con la necesidad de favorecer el desarrollo de mecanismos protectores en los niños, que les permitan enfrentar de mejor forma su ambiente. Para entender esto, resulta útil acudir al concepto de resiliencia, entendida como: un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que posibilitan tener una vida sana, en un medio insano. Estos procesos dicen relación a la combinación de la interacción dada entre los atributos del niño y de su ambiente familiar, social y cultural (Rutter, 1981, en kotliarenco, 1996).

Desde la acepción anterior de Resiliencia es posible distinguir la presencia de dos componentes necesarios; primero que haya un evento o situación de riesgo y segundo que el individuo tenga la capacidad de crear un comportamiento positivo, pese a las circunstancias difíciles; es decir, que el niño no solo puede sobreponerse frente al sentimiento de dolor y abatimiento sino que sea capaz de re-construírlo a partir de una disposición positiva para enfrentar las dificultades que se le oponen para una vida emocional y física sana.

El fenómeno de la resiliencia se caracteriza por provenir básicamente de una relación significativa del sujeto con uno, dos o más figuras de su entorno, y que es un estado no definitivo, es decir, se puede estar más o menos resiliente de acuerdo a la situación que se vive y de las condiciones del entorno, aunque la presencia de factores protectores bien establecidos en la infancia y adolescencia, pueden facilitar al sujeto un desenvolvimiento positivo posterior, aún en circunstancias de adversidad.

De acuerdo a lo anteriormente mencionado, es importante señalar que “el fenómeno de la resiliencia es relativo, dependiendo de una compleja y dinámica interacción entre factores protectores dentro del niño, el ambiente familiar y el contexto social más amplio.” (Werner y Smith, 1992, en García Morton, Gómez-Barris, 1997. Pág. 13)

Según Edith Grotberg las fuentes de la resiliencia serían:
• Ambiente facilitador: acceso a la salud, educación, bienestar, apoyo emocional, reglas y límites familiares, estabilidad escolar y del hogar, entre otros.
• Fuerza intrapsíquica: la autonomía, el control de impulsos, el sentirse querido, la empatía.
• Habilidades interpersonales: el manejo de las situaciones, la solución de problemas, la capacidad de planeamiento.

Se identificaron factores resilientes y se organizaron en tres categorías diferentes: Yo Tengo (apoyo), Yo Soy (desarrollo de fortaleza intrapsíquica), Yo Puedo (adquirir habilidades interpersonales y de resolución de conflictos)

Se puede explicar estos verbos entendiendo su sentido de la siguiente manera:

Yo Tengo
· Personas alrededor en quienes confío y me quieren incondicionalmente
· Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar los peligros o problemas
· Personas que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de proceder
· Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo
· Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro o cuando necesito aprender
Yo Soy
· Una persona por la que otros sienten aprecio y cariño
· Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto
· Respetuoso/a de mí mismo y del prójimo
· Capaz de aprender lo que mis maestros me enseñan
· Agradable y comunicativo con mis familiares y vecinos
Yo Estoy
· Dispuesto a responsabilizarme de mis actos
· Seguro de que todo saldrá bien
· Triste, lo reconozco y lo expreso con la seguridad de encontrar apoyo
· Rodeado de compañeros que me aprecian
Yo Puedo
· Hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan
· Buscar la manera de resolver mis problemas
· Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien
· Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o para actuar
· Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito
· Equivocarme y hacer travesuras sin perder el afecto de mis padres
· Sentir afecto y expresarlo

El respeto: antídoto contra la violencia.



EL RESPETO: BASE DEL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE.

“El respeto se manifiesta en el modo de cómo nos relacionamos con los otros, tanto en lo que decimos, como en lo que hacemos.”


Desde mi punto de vista, el respeto es un valor fundamental para la convivencia humana, ya que de él derivan actitudes positivas hacia sí mismo y hacia las personas y el medio, las cuales permiten la comunicación, es decir, el diálogo interpersonal y social.


En el diccionario Larousse, se indica que la palabra respeto alude a un sentimiento que lleva a reconocer los derechos, la dignidad y el decoro o el honor de una persona o cosa y a abstenerse de ofenderla o de destruirla.


Este concepto supone que el ser humano actúe tomando en cuenta al otro, tanto al más próximo como al más lejano, ya que todas nuestras acciones influyen en el medio ambiente social y natural, ya sea en nuestra familia, en nuestros amigos o bien en el contexto de la sociedad global, por ejemplo, es evidente en las interacciones pacíficas en el hogar, pero también en lo referente a la obediencia a las normas del tránsito y del cuidado del medio ambiente cuando se protege el aseo de un recinto universitario o de la misma ciudad. Las actitudes deferentes hacia los que son distintos también revela la presencia del valor del respeto, por ejemplo, en el caso de la consideración con que se puede tratar a los más pobres o a los representantes de los pueblos originarios, los mapuches en Chile.


El respeto básico pasa por la valoración de los demás seres humanos y actuar sin interferir en su autonomía. La coherencia en un ámbito respetuoso se observa desde el respeto a uno mismo, al ser amado y al desconocido, que es tan digno como nosotros, y por tanto espera que haya gestos adecuados que le permitan vivir en un medio ambiente no amenazante.


Sobre esto último, me parece que se puede hablar de una especie de escala en cuanto a los comportamientos respetuosos. Creo que éstos tienden a ser pasivos cuando sólo se basan en el miramiento hacia alguien o hacia algo, es decir, en no despreciar o desechar. Se trata de evitar el menosprecio. El respeto pasivo consistiría simplemente en no “molestar” a los que nos rodean, y asumir que si no invadimos su espacio, límites, ellos podrían actuar de la misma manera con nosotros. Sabemos que esto no siempre ocurre así.


Sin embargo, creo que hay un peldaño superior en esa escala, y que puedo denominar respecto activo o productivo, es decir, cuando éste promueve conductas que ayudan a cuidarse uno mismo, a las personas y al medio ambiente, como en los casos de la promoción individual mediante el estudio o la elevación social de los más pobres, participando en actividades de acción social, y también a crear espacios para que se exprese la cultura del pueblo mapuche, entre otras expresiones de la diversidad social.


Por supuesto, me parece que ambas formas de respeto requieren aprendizaje, educación, ya que el niño espontáneamente no actúa movido por este valor, el que requiere desarrollar las capacidades comunicativas, el lenguaje, la atención para saber escuchar, y claramente la empatía que ayuda a comprender las necesidades del prójimo.


Según Erich Fromm, psiquiatra alemán, en el libro “El Arte de Amar” expresa que el respeto es uno de los componentes del amor, junto con el cuidado y el conocimiento, que fundamentalmente consiste en la preocupación activa por el crecimiento o el bien propio, amor a sí mismo, y el amor fraternal, que involucra a toda la humanidad.


En conclusión, creo que el respeto activo es un valor humano que puede llevarnos a construir una sociedad armoniosa, en donde todos tengamos un espacio digno para desarrollarnos como personas.

RAK

Notas provocativas: anversos, reversos, metaversos y multiversos.

MOVIMIENTOS, VARIACIONES Y DERIVADAS Algunos son hitos en la historia personal de mis lecturas o conversaciones, otras son hallazgos casuale...